Ya no me siento frágil.
Y sin más, cambié.
Y sin más temblé.
Llueve. Llueve.
Frente a mi ventana, que está tan sólo un poco abierta, llueve.
¿Me habla la lluvia?
La historia estaba escrita.
¿Cómo es que logramos cambiar el final?
Cómo he rezado, a gritos casi, que esto no sea un sueño.
Por favor, no me despierten.
Siento tan certeramente que alguien tomó la hoja de mi destino.
La rompió y reescribió todo en ella.
Quizás fui yo.
Quizás este era el momento.
Quizás, si, quizás, al fin nos encontramos.
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