¿El mundo de dónde se desmorona?
¿Miedo? Miedo no tengo.
Tengo, al contrario, muchas ganas de retar a los años.
De saberme capaz no sólo de olvidar el tiempo, sino de saber romperlo.
Me dicen, que soy una niña.
Y yo les respondo que el mundo es de masapan.
No vale la pena sobrevivir si no es en mi estado más puro.
El que está lleno de risa y asombro.
No sé si se volar, quizás un días de estos se me rompen las alas.
Pero el mundo es de masapan.
¿Qué más da si por unos días tengo que vivir de agua y pasto?
Si alguien me hubiera dicho a los 17 que sólo tenía que esperar tres años para empezar a encontrar respuestas, mi delirio no hubiera sido como aquel que presenciamos.
¿Hay inyecciones de ternura? ¿Sanan?
¿Podemos volver,(por favor, dí que sí) por unos segundos a la infancia, y tomar de ahí la esperanza?
¿En dónde perdieron la esperanza?
¿No lo ven, amigos? EL MUNDO ES UN MASAPAN.
Y yo lo como entero, lamiendo la envoltura, ensuciando mis labios, comiendo con las manos y sintiendo la dulzura.
La dulzura de un mundo que vive dormido a su esperanza en temor de perderla.
¡Arriesga!
No quiero reordenamiento, quiero esclarecimiento de causa y consecuencia.
Quiero que me crean. A mi, a una veinteañera.
¿Acaso mi edad me hace perder toda credibilidad? Soy una anciana, lo puedo jurar.
"Todo lo que se siembra se ha de cosechar"
¡Quiero cosechar vacíos estomacales y mareos!
Quiero quiero quiero quiero
¿Y ustedes, no quieren también, por un momento huirle a la desesperación y encontrarse con la calma?
No desean, por efímero que fuera, un mundo que no pierda el balance.
Quiero ser de hueso. O donar los míos.
Llévense de mi mis muñecas, mis codos, llévense mi fémur y mi tibia, mis hombros, mis clavículas. Llévenselo todo.
No quiero que tomen de mi, nada que no les marque.
Y no quiero ser vestigio ni tesoro ni reliquia ni adorno, quiero ser parte de.
Parte de ti.
No me añores, no estoy. Soy contigo.
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