Giraba yo y giraba el mundo.
Fluía el mundo y yo con él.
"Al fin estoy arriba del tren" pensé.
Sí, al fin estoy arriba del tren.
Esta vez fue diferente.
Esta vez no hay preguntas ni conflicto ni espera ni ansiedad.
No cuestiono. No dudo.
Dormía. Profundo y suave, las luces del mundo destellaban en mi cara.
Se estrellaban, prácticamente.
Te susurré al oído: "Felices 6 meses."
Y la primer gota de lluvia cayó en mi mano. En la izquierda.
Esta era la lluvia que estaba esperando. Era mi respuesta.
La lluvia me decía con tres o seis punzadas, todas frías.
La lluvia, en clave morse me decía que estaba segura.
Y me arrullaba el viento.
Temblaba, sí. Pero no de frío. De calma.
Silencio. Huelo un árbol viejo y maltratado.
Todos han venido a él a robarle un poco de serenidad.
Y yo, no diferente a ellos, lo huelo y le pido me de paz.
Él accede, es un árbol viejo y piensa que yo soy su nieta.
Huele a mi pueblo, a mi gente, a mi desolado pueblo, lleno de silencio.
Lágrimas. Sobre una cara no tan lúcida.
Sinceras lágrimas, ni una sola viene de aquella tierra llamada tristeza.
Vienen del cercano corazón.
Ella pone su mano en mi corazón. Y las lágrimas cesan.
Pero el cielo, el cielo sabe por qué lloro. Y se apaga conmigo.
Se fue la luz y el calor. Empieza el frío y el viento.
Palabras. Unas cortas, unas largas, todas siguiendo un camino.
Unas apresuradas, unas repitiendo.
"Estoy viviendo esto de nuevo" Y allá va el caballo.
Allá va el caballo. ¿Cuántas veces van?
¿Y ese perro qué?
Volúmenes, los de su cara y los de mi mano.
Pensamos como escultores y jugamos a que memorizamos.
Los volúmenes de un cuerpo, las direcciones de las masas.
Así jugamos a detener el tiempo.
Trenes, en un segundo la leo.
Entonces le doy algo, una palmadita o dos.
Quiero su atención.
Y la abrazo, le digo algo significativo y la hago enfocarse en mi.
Canciones. Encuentras una y luego nos avientan (a la cara) otra.
La escucho y el tiempo, una vez más, es aliado.
Me despido con un beso concluido desde enero.
Miro a la distancia este paisaje urbano, lleno de gente.
Entre ellos vas tú. Te veo y luego te pierdes.
Entonces me despido.
Es un salón lleno de recuerdos y de besos concluidos. Es un químico en este salón, es parte del procedimiento. Es un nudo en el cabello que no puedo deshacer. Es tocar tu oreja cuando duermes y sentir que puedo velar este sueño. Es un árbol, hablándome en susurro, teniendo de cómplice el viento. Son 3 relámpagos y mucha mucha lluvia sobre la cara. Es beberme la lluvia. Es encontrar puertas cerradas y capullos de mariposa. Es reír, reír sin tener un chiste, reír de felicidad por un momento congelado en el tiempo. Es un viernes que no tiene día ni mes ni año. Es un día, pequeño en el calendario y grande en significación.
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