Hoy es jueves.
Y por el celular puedo escuchar una voz queda, muy queda, no tan queda. Una voz, la reconozco y sonrío y algo en esa voz falta. Hay una nota menos, un tono menos.
Y me apresuro, a un lugar abierto donde la voz está dormida.
Duerme profundo y beso su frente para despertarla.
Despierta llorando.
-¿Qué pasa?
-No sé.
No sabe, y está llorando. Mis brazos responden, mis labios responden. Mi cerebro, en un segundo procesa la información y la analiza, la redirige y manda rápido una respuesta. Todo esto, fuera de mi ser consciente, yo sólo sé que debo hacer. Tomo una mano. Toma su mochila, la abre, me entrega su comida. Me alimenta, como siempre.
Hubo un tiempo en que yo no era esta. Hubo un tiempo en que yo lloraba, no mientras dormía, mientras hablaba. Y yo le daba mi comida y yo la alimentaba. Yo recibía esta mano.
Han pasado, exactamente 6 minutos, y mis piernas pierden estabilidad.
Y cambio de posición y me aferro a eliminar un sentimiento ajeno. Me aferro con uñas y con dedos engarrotados a deshacer algo intangible.
Sin mayor esfuerzo lo logro, han sido batallas anteriores las que me dan hoy la victoria.
-¡Eso no es justo, tu conoces el truco!
-Claro que lo conozco. Conozco todo de ti.
¿Han tomado alguna vez, un niño de la mano? Y no por tener que hacerlo, sino porque te la ofrezcan.
¿No han sentido en tal momento, que todo era suficiente?
Un niño tiene las claves de la felicidad. Es simple y su pensamiento es lógico, sin el ruido de una sociedad bien truqueada que lo bloqueé.
Y te ofrece su mano, no porque lo necesite. Porque quiere. Porque es importante. Porque es ahora cuando entiende como funciona el mundo. Y como debe de ser. No más adelante. Más adelante se llenará de información que dará formas ambiguas a su pensamiento, conocerá de depresiones y conocerá la decepción. Conocerá la manipulación, incluso la de su propio pensamiento. Conocerá el chantaje, divagará en su mente, y de a poco llegará el día en que despierte a una vida que nunca quiso, con el paso de los años perderá toda esperanza. Perderá también la confianza, en sí mismo y en el resto de las personas. Sea o no su decisión.
Despertará un día, a ser una niña llorando. Pidiendo a gritos un abrazo.
Esa niña, que de niña sólo le queda el título, no pedirá mi mano, pero se la he de ofrecer. Y si la acepta o la rechaza queda en ella.
Pero aún transformándolo en letras no parece convencerme "Queda en ella".
Renuncio a mi derecho de renuncia.
Estamos avanzando, cerca de 60 km por hora. Y bebemos chai. Comemos sensatez. Reconocimiento.
¿Qué le di, además de una mano? No lo sé, realmente no lo sé. Pero me alegra.
¿Es una persona suficiente para sanar un alma?
¿Alguien, algún día responderá mis preguntas?
Soy una mala persona, soy una pésima persona, ilusiono y doy vida y luego sin mayor aviso dejo caer en vacíos. Soy pedante, una persona hasta el límite llena de sí misma, y soy cínica como sólo aquel que ha tenido el alma rota saber serlo. Me llena la venganza, me llama el drama. Me gusta lastimar, me gusta lastimar, me encanta lastimar y sentir como se rompe a pedazos un cuerpo. Soy de ese tipo de desconfiadas, que pone a prueba a sus amigos sólo para ver quién se queda. Y quien se va, pues que se vaya. A mi qué.
¿Por qué escribo esto? Es obvio que algo así, nunca saldría de mi. Pero ¿Por qué no?
¿Por qué no me regaño? ¿Por qué me doy tantas oportunidades y tanto margen de error? ¿Por que, si me equivoco no es el fin del mundo? ¿Por qué puedo tropezar sin sentirme estúpida?
¿Por qué, pase lo que pase, sigo caminando estando feliz de hacerlo?
Voy a tomar más manos.
"Tú no tienes un alma. Tienes un cuerpo. Eres un alma."
Y los jueves como hoy, me sorprende una conexión que me ha sorprendido desde el primer instante.
Los jueves como hoy. Siento que hay una razón por la que yo tenga este pensamiento y escriba esto. Una razón por la que haya reprimido años de mi vida y no tenga interés alguno de traerlos de vuelta.
Los jueves como los de hace 15 años se llenaban de un "quiero ser alguien", pero los jueves como hoy, fui quien supo comprender una octava parte de un alma que no es en nada parecida a la mía. Y supe amarla, como sólo un niño sabría amar las lágrimas que caen de una persona que sonríe. Hoy supe llorar por saber ofrecerme más allá del ego, por saber dar.
jueves, 29 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
¿El mundo de dónde se desmorona?
¿Miedo? Miedo no tengo.
Tengo, al contrario, muchas ganas de retar a los años.
De saberme capaz no sólo de olvidar el tiempo, sino de saber romperlo.
Me dicen, que soy una niña.
Y yo les respondo que el mundo es de masapan.
No vale la pena sobrevivir si no es en mi estado más puro.
El que está lleno de risa y asombro.
No sé si se volar, quizás un días de estos se me rompen las alas.
Pero el mundo es de masapan.
¿Qué más da si por unos días tengo que vivir de agua y pasto?
Si alguien me hubiera dicho a los 17 que sólo tenía que esperar tres años para empezar a encontrar respuestas, mi delirio no hubiera sido como aquel que presenciamos.
¿Hay inyecciones de ternura? ¿Sanan?
¿Podemos volver,(por favor, dí que sí) por unos segundos a la infancia, y tomar de ahí la esperanza?
¿En dónde perdieron la esperanza?
¿No lo ven, amigos? EL MUNDO ES UN MASAPAN.
Y yo lo como entero, lamiendo la envoltura, ensuciando mis labios, comiendo con las manos y sintiendo la dulzura.
La dulzura de un mundo que vive dormido a su esperanza en temor de perderla.
¡Arriesga!
No quiero reordenamiento, quiero esclarecimiento de causa y consecuencia.
Quiero que me crean. A mi, a una veinteañera.
¿Acaso mi edad me hace perder toda credibilidad? Soy una anciana, lo puedo jurar.
"Todo lo que se siembra se ha de cosechar"
¡Quiero cosechar vacíos estomacales y mareos!
Quiero quiero quiero quiero
¿Y ustedes, no quieren también, por un momento huirle a la desesperación y encontrarse con la calma?
No desean, por efímero que fuera, un mundo que no pierda el balance.
Quiero ser de hueso. O donar los míos.
Llévense de mi mis muñecas, mis codos, llévense mi fémur y mi tibia, mis hombros, mis clavículas. Llévenselo todo.
No quiero que tomen de mi, nada que no les marque.
Y no quiero ser vestigio ni tesoro ni reliquia ni adorno, quiero ser parte de.
Parte de ti.
No me añores, no estoy. Soy contigo.
¿Miedo? Miedo no tengo.
Tengo, al contrario, muchas ganas de retar a los años.
De saberme capaz no sólo de olvidar el tiempo, sino de saber romperlo.
Me dicen, que soy una niña.
Y yo les respondo que el mundo es de masapan.
No vale la pena sobrevivir si no es en mi estado más puro.
El que está lleno de risa y asombro.
No sé si se volar, quizás un días de estos se me rompen las alas.
Pero el mundo es de masapan.
¿Qué más da si por unos días tengo que vivir de agua y pasto?
Si alguien me hubiera dicho a los 17 que sólo tenía que esperar tres años para empezar a encontrar respuestas, mi delirio no hubiera sido como aquel que presenciamos.
¿Hay inyecciones de ternura? ¿Sanan?
¿Podemos volver,(por favor, dí que sí) por unos segundos a la infancia, y tomar de ahí la esperanza?
¿En dónde perdieron la esperanza?
¿No lo ven, amigos? EL MUNDO ES UN MASAPAN.
Y yo lo como entero, lamiendo la envoltura, ensuciando mis labios, comiendo con las manos y sintiendo la dulzura.
La dulzura de un mundo que vive dormido a su esperanza en temor de perderla.
¡Arriesga!
No quiero reordenamiento, quiero esclarecimiento de causa y consecuencia.
Quiero que me crean. A mi, a una veinteañera.
¿Acaso mi edad me hace perder toda credibilidad? Soy una anciana, lo puedo jurar.
"Todo lo que se siembra se ha de cosechar"
¡Quiero cosechar vacíos estomacales y mareos!
Quiero quiero quiero quiero
¿Y ustedes, no quieren también, por un momento huirle a la desesperación y encontrarse con la calma?
No desean, por efímero que fuera, un mundo que no pierda el balance.
Quiero ser de hueso. O donar los míos.
Llévense de mi mis muñecas, mis codos, llévense mi fémur y mi tibia, mis hombros, mis clavículas. Llévenselo todo.
No quiero que tomen de mi, nada que no les marque.
Y no quiero ser vestigio ni tesoro ni reliquia ni adorno, quiero ser parte de.
Parte de ti.
No me añores, no estoy. Soy contigo.
martes, 27 de marzo de 2012
Y algo dice "lucha"
Lucha.
Vence.
Lucha.
Vida/Muerte/Vida
En el parentesco ancestral se cree que la especial y eterna sabiduría de los
ancianos de la comunidad reside en sus huesos después de la muerte.
Los huesos representan la fuerza indestructible.
¿Quieres un consejo psicoanalítico? Ve a recoger los huesos.
Si, estamos diciendo que ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa afrontar la propia numinosidad sin huir. Significa poder aprender, poder resistir lo que sabemos. Significa resistir y vivir.
"Los símbolos del sótano, la mazmorra y la cueva están todos relacionados
entre sí. Son los antiguos ambientes de la iniciación; lugares a los que se dirige o
por los que pasa o desciende una mujer hasta llegar a las asesinadas, rompiendo
los tabúes para descubrir la verdad y, por medio del ingenio y/o de los tormentos,
alcanzar el triunfo, desterrando, transformando o exterminando al asesino de la
psique. Nos da instrucciones muy claras: localizar los cuerpos, seguir los instintos, contemplar lo que se tenga que contemplar, echar mano del músculo psíquico y acabar con la fuerza destructora.
Si una persona no contempla las cuestiones de su propia muerte y su propio
asesinato, seguirá obedeciendo los dictados del depredador. En cuanto abre la
puerta de la psique y ve hasta qué extremo está muerta y asesinada, comprende
de qué manera las distintas partes de su naturaleza femenina y de su psique instintiva han sido asesinadas y han sufrido una lenta muerte detrás de una espléndida fachada. Y, en cuanto comprende lo atrapada que está y el peligro que
corre su vida psíquica, está en condiciones de imponerse con más fuerza."
"Hemos visto cómo la naturaleza salvaje está ejemplificada en la buscadora
de muertos, en la que canta sobre los huesos de los muertos y los devuelve a la
vida. Esta naturaleza de Vida/Muerte/Vida es un atributo esencial de la naturaleza instintiva de las mujeres. De igual modo, en la mitología nórdica, los devoradores de pecados son unos carroñeros que devoran a los muertos, los incuban en sus vientres y los conducen a Hel, que no es un lugar sino una persona.
Hel es la diosa de la Vida y de la Muerte y enseña a los muertos a vivir hacia atrás. Éstos
se van volviendo progresivamente más jóvenes hasta que están en condiciones de
volver a nacer y ser lanzados de nuevo a la vida.
Esta acción de devorar los pecados y a los pecadores y su subsiguiente incubación y devolución a la vida constituye un proceso de individuación de los aspectos más despreciables de la psique. En este sentido, es justo y conveniente que la energía se extraiga de los elementos depredadores de la psique y se los mate por así decirlo para arrancarles sus poderes. De esta manera se pueden devolver a la Madre de la Vida/Muerte /Vida para que ésta los transforme y re—cree
en un estado menos conflictivo."
"No hace mucho tiempo, las mujeres mantenían una estrecha relación con los ritmos de la vida y de la muerte. Aspiraban el intenso olor a hierro de la sangre fresca del parto. Y lavaban también los cuerpos medio fríos de los muertos. La psique de las mujeres modernas, sobre todo de las que pertenecen a las culturas industriales y tecnológicas, se ven privadas a menudo de estas benditas y fundamentales experiencias de transmisión directa. Pero hay un medio para que la novata participe plenamente de los delicados aspectos de los ciclos de la vida y la muerte."
"A través de esta meditación reconocemos que el ciclo de la Vida/ Muerte/Vida es algo natural. Tanto la naturaleza que da vida como la que se enfrenta con la muerte están deseando nuestra amistad y nuestro eterno amor. En el transcurso de este proceso nos convertimos en algo análogo a lo salvaje cíclico.
Tenemos capacidad para infundir energía y fortalecer la vida y también para
apartarnos del camino de lo que se muere."
Yo sólo digo que sí he pensado también en muerte ha sido en tres etapas y en tres edades muy distintas.
1.- Salida.
2.- Duelo.
3.- Añoranza.
Yo sólo digo que, he sentido muchas veces que moriré antes de vivir todo lo que quisiera vivir y que añoraré los días, y que eso es lo que me mantiene viviendo.
VIDA. MUERTE. VIDA.
Lucha.
Vence.
Lucha.
Vida/Muerte/Vida
En el parentesco ancestral se cree que la especial y eterna sabiduría de los
ancianos de la comunidad reside en sus huesos después de la muerte.
Los huesos representan la fuerza indestructible.
¿Quieres un consejo psicoanalítico? Ve a recoger los huesos.
Si, estamos diciendo que ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa afrontar la propia numinosidad sin huir. Significa poder aprender, poder resistir lo que sabemos. Significa resistir y vivir.
"Los símbolos del sótano, la mazmorra y la cueva están todos relacionados
entre sí. Son los antiguos ambientes de la iniciación; lugares a los que se dirige o
por los que pasa o desciende una mujer hasta llegar a las asesinadas, rompiendo
los tabúes para descubrir la verdad y, por medio del ingenio y/o de los tormentos,
alcanzar el triunfo, desterrando, transformando o exterminando al asesino de la
psique. Nos da instrucciones muy claras: localizar los cuerpos, seguir los instintos, contemplar lo que se tenga que contemplar, echar mano del músculo psíquico y acabar con la fuerza destructora.
Si una persona no contempla las cuestiones de su propia muerte y su propio
asesinato, seguirá obedeciendo los dictados del depredador. En cuanto abre la
puerta de la psique y ve hasta qué extremo está muerta y asesinada, comprende
de qué manera las distintas partes de su naturaleza femenina y de su psique instintiva han sido asesinadas y han sufrido una lenta muerte detrás de una espléndida fachada. Y, en cuanto comprende lo atrapada que está y el peligro que
corre su vida psíquica, está en condiciones de imponerse con más fuerza."
"Hemos visto cómo la naturaleza salvaje está ejemplificada en la buscadora
de muertos, en la que canta sobre los huesos de los muertos y los devuelve a la
vida. Esta naturaleza de Vida/Muerte/Vida es un atributo esencial de la naturaleza instintiva de las mujeres. De igual modo, en la mitología nórdica, los devoradores de pecados son unos carroñeros que devoran a los muertos, los incuban en sus vientres y los conducen a Hel, que no es un lugar sino una persona.
Hel es la diosa de la Vida y de la Muerte y enseña a los muertos a vivir hacia atrás. Éstos
se van volviendo progresivamente más jóvenes hasta que están en condiciones de
volver a nacer y ser lanzados de nuevo a la vida.
Esta acción de devorar los pecados y a los pecadores y su subsiguiente incubación y devolución a la vida constituye un proceso de individuación de los aspectos más despreciables de la psique. En este sentido, es justo y conveniente que la energía se extraiga de los elementos depredadores de la psique y se los mate por así decirlo para arrancarles sus poderes. De esta manera se pueden devolver a la Madre de la Vida/Muerte /Vida para que ésta los transforme y re—cree
en un estado menos conflictivo."
"No hace mucho tiempo, las mujeres mantenían una estrecha relación con los ritmos de la vida y de la muerte. Aspiraban el intenso olor a hierro de la sangre fresca del parto. Y lavaban también los cuerpos medio fríos de los muertos. La psique de las mujeres modernas, sobre todo de las que pertenecen a las culturas industriales y tecnológicas, se ven privadas a menudo de estas benditas y fundamentales experiencias de transmisión directa. Pero hay un medio para que la novata participe plenamente de los delicados aspectos de los ciclos de la vida y la muerte."
"A través de esta meditación reconocemos que el ciclo de la Vida/ Muerte/Vida es algo natural. Tanto la naturaleza que da vida como la que se enfrenta con la muerte están deseando nuestra amistad y nuestro eterno amor. En el transcurso de este proceso nos convertimos en algo análogo a lo salvaje cíclico.
Tenemos capacidad para infundir energía y fortalecer la vida y también para
apartarnos del camino de lo que se muere."
Yo sólo digo que sí he pensado también en muerte ha sido en tres etapas y en tres edades muy distintas.
1.- Salida.
2.- Duelo.
3.- Añoranza.
Yo sólo digo que, he sentido muchas veces que moriré antes de vivir todo lo que quisiera vivir y que añoraré los días, y que eso es lo que me mantiene viviendo.
VIDA. MUERTE. VIDA.
domingo, 25 de marzo de 2012
Ahora me encuentro en un pesero, se tarda tanto en salir, está haciendo base.
Llega a mis pensamientos. No, no llega; vuelve. Siempre está.
Ahora empieza a avanzar.
“Quiero que te conviertas en alguien fuerte, no, no fuerte, fuertísima.”
Ahora resulta (y digo esto sin sarcasmo) que tengo un amor.
Y que camina a mi lado.
Soy una.
No. Somos una.
Agradecida me presento ante ese cielo rosa y ante los caballos.
A todos los alimento ahora: con nubes, con destellos.
Soy este estado de calma, pero no de pasividad.
Mi calma es activa ¿Seguimos contradiciendo?
Mi paz es activa. Y ama.
¿Animismo? Ahora siento que todo a mi alrededor está vivo.
¿Delirio? Sí, de grandeza, pero no en ese sentido peyorativo que la gente acostumbra darle, esta grandeza es completamente compartida, expansiva, altruista y compasiva.
Ahora me encuentro caminando, esta calle que ya he recorrido antes.
Y con las misma persona en mente.
Rectifico, no es la misma persona, es sólo el mismo cuerpo.
Camino y lo único que escucho son aves.
Ella sabe trinar. Podría ser un ave o un sueño. Ella es.
Intento localizar el sonido y dos de ellos se presentan ante mí. “Somos aves y ya nos vamos”
Y se van. Y me siento halagada por hablar con ellos.
Ahora estoy sentada, transcribo un poema (de Sabines, claro)
Y me quedo por un momento congelada en el tiempo. Regreso. Paro la música.
Todo queda en silencio. Y ladeo un poco la cabeza, como cuando vas a recordar algo.
Excepto que no recuerdo nada. Sólo siento como ese instante se desliza por mi cuerpo.
Siento pasar el tiempo como algo completamente tangible. Y la calma ¡Ay, la calma!
Como se escurre en mis adentros. Espesa pero no pesada.
L L E N A T O D O E N M I I N T E R I O R
Ahora estoy en una comunidad llena de sonrisas.
Todos juegan y todos, mágicamente, vuelven a tener 9 años.
Yo no. Yo me encuentro dentro de una casa, es cómoda y es muy muy grande desde donde la percibo.
Yo tengo veinte años y nunca antes me sentí tan completa.
Ahora, en un parpadeo siento el pasto.
En un instante recorro el cielo, con sus atardeceres y sus días nublados.
Puedo elegir tener los días más soleados o hacer surgir la lluvia.
Puedo ver. PUEDO VER.
He conquistado mi ceguera.
Y trino palabras que nunca antes dije en voz alta.
Llega a mis pensamientos. No, no llega; vuelve. Siempre está.
Ahora empieza a avanzar.
“Quiero que te conviertas en alguien fuerte, no, no fuerte, fuertísima.”
Ahora resulta (y digo esto sin sarcasmo) que tengo un amor.
Y que camina a mi lado.
Soy una.
No. Somos una.
Agradecida me presento ante ese cielo rosa y ante los caballos.
A todos los alimento ahora: con nubes, con destellos.
Soy este estado de calma, pero no de pasividad.
Mi calma es activa ¿Seguimos contradiciendo?
Mi paz es activa. Y ama.
¿Animismo? Ahora siento que todo a mi alrededor está vivo.
¿Delirio? Sí, de grandeza, pero no en ese sentido peyorativo que la gente acostumbra darle, esta grandeza es completamente compartida, expansiva, altruista y compasiva.
Ahora me encuentro caminando, esta calle que ya he recorrido antes.
Y con las misma persona en mente.
Rectifico, no es la misma persona, es sólo el mismo cuerpo.
Camino y lo único que escucho son aves.
Ella sabe trinar. Podría ser un ave o un sueño. Ella es.
Intento localizar el sonido y dos de ellos se presentan ante mí. “Somos aves y ya nos vamos”
Y se van. Y me siento halagada por hablar con ellos.
Ahora estoy sentada, transcribo un poema (de Sabines, claro)
Y me quedo por un momento congelada en el tiempo. Regreso. Paro la música.
Todo queda en silencio. Y ladeo un poco la cabeza, como cuando vas a recordar algo.
Excepto que no recuerdo nada. Sólo siento como ese instante se desliza por mi cuerpo.
Siento pasar el tiempo como algo completamente tangible. Y la calma ¡Ay, la calma!
Como se escurre en mis adentros. Espesa pero no pesada.
L L E N A T O D O E N M I I N T E R I O R
Ahora estoy en una comunidad llena de sonrisas.
Todos juegan y todos, mágicamente, vuelven a tener 9 años.
Yo no. Yo me encuentro dentro de una casa, es cómoda y es muy muy grande desde donde la percibo.
Yo tengo veinte años y nunca antes me sentí tan completa.
Ahora, en un parpadeo siento el pasto.
En un instante recorro el cielo, con sus atardeceres y sus días nublados.
Puedo elegir tener los días más soleados o hacer surgir la lluvia.
Puedo ver. PUEDO VER.
He conquistado mi ceguera.
Y trino palabras que nunca antes dije en voz alta.
jueves, 22 de marzo de 2012
"La clave consiste en animarnos a sacarnos de encima nuestra supuesta identidad, instalarnos en el mundo sin tener la exigencia de responder a ella, descubriéndonos todo el tiempo y observando qué nos sale.
Cada vez estoy más convencida de que la identidad es algo que nos inventamos y nos hace sufrir, porque nos exige responder de acuerdo con ella.
Buscamos la intensidad del encuentro pero cuando llega nos asustamos, nos desestabilizamos. Y sin embargo es muy difícil no ansiarlo, porque intuimos que no hay nada más saludable que un encuentro auténtico, sin máscaras, sin engaños, actualizado y sin expectativas. Pero también intuimos que el riesgo de sufrir tiene un precio muy alto.
Pienso que nos da tanto miedo entregarnos, fundirnos en el otro, que sólo podemos hacerlo parcialmente. Este es el intento de protección contra los dos grandes monstruos: el rechazo y el abandono.
Me parece increíble el miedo a la entrega. Cómo reaccionamos para no encontrarnos. Cómo armamos líos y creamos distancia. Cómo nos confundimos y confundimos a los demás.
Cuando deseamos y el otro está, es muy hermoso. Pero cuando no es así, el dolor nos parece más insoportable que cualquier otro sufrimiento.
Pienso que esta dinámica de lo real también opera sobre la personalidad.
Me refiero al "ser" en pareja y al "ser" de cada uno. La personalidad es un vehículo para llegar al ser; disolviéndola, llegamos a la captación de nuestra esencia.
La personalidad se identifica con una parte del ser pero es importante tomar conciencia de que somos el ser y no solo la posición con la que nos identificamos.
La mente tiene esta capacidad de definirnos de cierta manera, como si al ser de tal o cual forma no pudiéramos ser de ninguna otra.
Este es el mecanismo que nos impide ser completos.
Damos por sentado que somos el yo que nuestra mente ha construido y no advertimos que ese yo es algo que se formó en el pasado, que tiene sus raíces allí y que su lealtad está dirigida a cosas que ocurrieron entonces, hechos y recuerdos más o menos distorsionados que estamos sosteniendo y tratando de mantener o de ocultar. En consecuencia, no podemos estar totalmente presentes, porque estamos atados a las cosas del pasado que nos determinaron a crear nuestra identidad.
Pieza por pieza, el yo estructurado (la personalidad) es una resistencia a la presencia incondicional.
El trabajo consiste en cambiar nuestra lealtad al yo construido, el yo habitual (ambos referidos como la personalidad que construimos para sobrevivir), y ser leales a lo que podríamos llamar nuestra verdadera naturaleza, que está por afuera de las barreras de nuestro yo construido y que no puede ser contenido dentro de esas barreras.
Tenemos que estar listos para corrernos de nuestra personalidad, para dejar que pierda fuerza, para agradecerle que nos haya ayudado a sobrevivir hasta ahora, pero aceptar que ya no nos sirve.
Estamos acostumbrados a vivir encerrados dentro de ella; no sabemos cómo es dejarnos ser sin el freno de nuestra identidad. Nos da miedo y es muy difícil meternos en los lugares oscuros de nuestro ser y abandonar nuestra vieja y conocida identidad. El hecho de dar y recibir amor se convierte en una tarea muy ardua si no estoy decidido a dejar mi vieja estructura. No es que podamos tomar la decisión de dejar nuestra vieja identidad y conectarnos inmediatamente con nuestro ser. Si fuera tan fácil todo el mundo lo haría, porque todos buscamos amor.
No se trata de librarnos de nuestro yo construido, ni de romperlo, ni siquiera es cuestión de criticarlo o condenarlo de ninguna manera. Hacer esto sería un error. Porque es un paso en el camino, tuvo y sigue teniendo una función.
Las diferencias entre la estructura y la esencia a veces no son tan rígidas, pero siempre son importantes.
La estructura está basada en el pasado, la esencia es siempre presente.
La estructura es reactiva, en cambio la esencia es abierta y no reactiva.
La estructura está relacionada con tratar de hacer, con el esfuerzo; por el contrario, la esencia es sin esfuerzo, es no hacer.
La estructura está siempre mirando algo, queriendo algo, necesitando algo, siempre hambrienta y deficiente. La esencia está llena, no necesita nada.
La estructura está mimando afuera, la esencia se asienta en sí misma.
Welwood nos anima a salirnos de la idea de un yo estructurado. El propone directamente que nos conectemos con el vacío en vez de esforzarnos en llenarlo con una falsa identidad.
Pero esa sensación de vacío encarna la gran amenaza a nuestra estructura. De hecho, todo el proyecto de identidad es una defensa para no sentirla.
La mente no puede agarrar el vacío, la mente crea las historias sobre el vacío, como si fuera un agujero negro.
La personalidad construye una barrera y todo lo que está afuera aparece como potencialmente peligroso y transforma esa conducta evitativa en una necesidad vital, consiguiendo que la vida acabe girando permanentemente alrededor del peligro que implica el vacío.
Creo que estaremos mucho más vivos si nos animamos a darnos cuenta de que no estamos necesariamente obligados a saber todo el tiempo quiénes somos, y que no tenemos por qué asegurar exactamente y al detalle qué se puede esperar de nosotros.
Darnos cuenta de que sí podemos (y quizás debemos) lanzarnos a la experiencia de lo que deviene sin encadenarnos a un yo que nos limite a unas pocas respuestas conocidas."
Cada vez estoy más convencida de que la identidad es algo que nos inventamos y nos hace sufrir, porque nos exige responder de acuerdo con ella.
Buscamos la intensidad del encuentro pero cuando llega nos asustamos, nos desestabilizamos. Y sin embargo es muy difícil no ansiarlo, porque intuimos que no hay nada más saludable que un encuentro auténtico, sin máscaras, sin engaños, actualizado y sin expectativas. Pero también intuimos que el riesgo de sufrir tiene un precio muy alto.
Pienso que nos da tanto miedo entregarnos, fundirnos en el otro, que sólo podemos hacerlo parcialmente. Este es el intento de protección contra los dos grandes monstruos: el rechazo y el abandono.
Me parece increíble el miedo a la entrega. Cómo reaccionamos para no encontrarnos. Cómo armamos líos y creamos distancia. Cómo nos confundimos y confundimos a los demás.
Cuando deseamos y el otro está, es muy hermoso. Pero cuando no es así, el dolor nos parece más insoportable que cualquier otro sufrimiento.
Pienso que esta dinámica de lo real también opera sobre la personalidad.
Me refiero al "ser" en pareja y al "ser" de cada uno. La personalidad es un vehículo para llegar al ser; disolviéndola, llegamos a la captación de nuestra esencia.
La personalidad se identifica con una parte del ser pero es importante tomar conciencia de que somos el ser y no solo la posición con la que nos identificamos.
La mente tiene esta capacidad de definirnos de cierta manera, como si al ser de tal o cual forma no pudiéramos ser de ninguna otra.
Este es el mecanismo que nos impide ser completos.
Damos por sentado que somos el yo que nuestra mente ha construido y no advertimos que ese yo es algo que se formó en el pasado, que tiene sus raíces allí y que su lealtad está dirigida a cosas que ocurrieron entonces, hechos y recuerdos más o menos distorsionados que estamos sosteniendo y tratando de mantener o de ocultar. En consecuencia, no podemos estar totalmente presentes, porque estamos atados a las cosas del pasado que nos determinaron a crear nuestra identidad.
Pieza por pieza, el yo estructurado (la personalidad) es una resistencia a la presencia incondicional.
El trabajo consiste en cambiar nuestra lealtad al yo construido, el yo habitual (ambos referidos como la personalidad que construimos para sobrevivir), y ser leales a lo que podríamos llamar nuestra verdadera naturaleza, que está por afuera de las barreras de nuestro yo construido y que no puede ser contenido dentro de esas barreras.
Tenemos que estar listos para corrernos de nuestra personalidad, para dejar que pierda fuerza, para agradecerle que nos haya ayudado a sobrevivir hasta ahora, pero aceptar que ya no nos sirve.
Estamos acostumbrados a vivir encerrados dentro de ella; no sabemos cómo es dejarnos ser sin el freno de nuestra identidad. Nos da miedo y es muy difícil meternos en los lugares oscuros de nuestro ser y abandonar nuestra vieja y conocida identidad. El hecho de dar y recibir amor se convierte en una tarea muy ardua si no estoy decidido a dejar mi vieja estructura. No es que podamos tomar la decisión de dejar nuestra vieja identidad y conectarnos inmediatamente con nuestro ser. Si fuera tan fácil todo el mundo lo haría, porque todos buscamos amor.
No se trata de librarnos de nuestro yo construido, ni de romperlo, ni siquiera es cuestión de criticarlo o condenarlo de ninguna manera. Hacer esto sería un error. Porque es un paso en el camino, tuvo y sigue teniendo una función.
Las diferencias entre la estructura y la esencia a veces no son tan rígidas, pero siempre son importantes.
La estructura está basada en el pasado, la esencia es siempre presente.
La estructura es reactiva, en cambio la esencia es abierta y no reactiva.
La estructura está relacionada con tratar de hacer, con el esfuerzo; por el contrario, la esencia es sin esfuerzo, es no hacer.
La estructura está siempre mirando algo, queriendo algo, necesitando algo, siempre hambrienta y deficiente. La esencia está llena, no necesita nada.
La estructura está mimando afuera, la esencia se asienta en sí misma.
Welwood nos anima a salirnos de la idea de un yo estructurado. El propone directamente que nos conectemos con el vacío en vez de esforzarnos en llenarlo con una falsa identidad.
Pero esa sensación de vacío encarna la gran amenaza a nuestra estructura. De hecho, todo el proyecto de identidad es una defensa para no sentirla.
La mente no puede agarrar el vacío, la mente crea las historias sobre el vacío, como si fuera un agujero negro.
La personalidad construye una barrera y todo lo que está afuera aparece como potencialmente peligroso y transforma esa conducta evitativa en una necesidad vital, consiguiendo que la vida acabe girando permanentemente alrededor del peligro que implica el vacío.
Creo que estaremos mucho más vivos si nos animamos a darnos cuenta de que no estamos necesariamente obligados a saber todo el tiempo quiénes somos, y que no tenemos por qué asegurar exactamente y al detalle qué se puede esperar de nosotros.
Darnos cuenta de que sí podemos (y quizás debemos) lanzarnos a la experiencia de lo que deviene sin encadenarnos a un yo que nos limite a unas pocas respuestas conocidas."
lunes, 19 de marzo de 2012
"La armonía está dentro."
Ya he tocado este tema.
Tomaré mi cuaderno y transcribiré los apuntes.
Estamos en Junio del 2010. Acaba de morir mi tío.
Y en esta clase, en específico me siento vulnerable.
Así empieza la primera oración en mi cuaderno:
"La sublimación también es un mecanismo de defensa.
Intelectualización: Explicar de manera lógica y consciente todo lo que duele."
Entonces empieza a hablar el maestro, dentro de mi mente.
Me dice que debemos de deja de encontrarle razones y lógica a los sentimientos. Los sentimientos no son problemas matemáticos y si los resolvemos con premisas y exactitudes, sólo conseguiremos la frustración de no tener soluciones y seguir sintiendo lo mismo.
"Negación: El no reclamar, es una negación." En esta parte se refiere específicamente a la comunicación de necesidades.
Y recuerdo pensar en este momento ¿A quién le reclamo mi pérdida? ¿Con quién me quejo? ¿A quién debo gritarle para sentirme mejor? Y "Que tontería."
"Catarsis: liberación de la tensión reprimida del ser humano."
Y me guardo en pensamientos, buscando soluciones para tener una catarsis y liberarme.
Y caigo en cuenta que hago exacto lo que me pidieron que no hiciera, intelectualizar mis sentimientos, buscando soluciones prácticas, en este momento es cuando entendí que necesito analizar y explicar las cosas para hacer cesar el conflicto, pero no tengo que encontrar las soluciones de inmediato, quizás ni siquiera debo encontrar soluciones, sólo tengo que hablar conmigo.
¿Que debo hacer entonces?
Y me respondo sola: Siéntate y cierra los ojos, necesitas silencio y necesitas sentir que afuera también hay vida.
Y así lo hago. Salgo del salón y me siento en el piso y me siento conmigo.
La última frase que escucho antes de salir de esta clase es "Seguridad es tomar tus decisiones. Si no sé que pasa conmigo, no soy. Cuando eres tú misma, ya no te lastimas."
Esto pasó un sábado, siempre un sábado y recuerdo con exactitud (que gracioso, al fin me sirve la memoria) que me tarde 11 sábados saliendo de estas clases para ir a llorar al baño, secar las lágrimas y regresar. El siguiente sábado todo cambia, es un proceso obviamente, pero siempre recordamos el último paso, el de la victoria. Este último sábado tomo la frase que definirá en los próximos 2 años la manera en que logró lidiar con los sentimientos y las emociones.
"Te reconoces en el silencio. No busques fuera de ti."
Cuánto bien me hicieron estos temas y en momento tan oportuno habían llegado. Nunca he sido creyente de que "las cosas pasan por una razón" pero dos años después, aún sin saber la razón, sé que esta triple muerte llego en el momento, estás clases, este maestro, esta frase, todos alineados para salvarme, una vez más, de mi misma.
Tomaré mi cuaderno y transcribiré los apuntes.
Estamos en Junio del 2010. Acaba de morir mi tío.
Y en esta clase, en específico me siento vulnerable.
Así empieza la primera oración en mi cuaderno:
"La sublimación también es un mecanismo de defensa.
Intelectualización: Explicar de manera lógica y consciente todo lo que duele."
Entonces empieza a hablar el maestro, dentro de mi mente.
Me dice que debemos de deja de encontrarle razones y lógica a los sentimientos. Los sentimientos no son problemas matemáticos y si los resolvemos con premisas y exactitudes, sólo conseguiremos la frustración de no tener soluciones y seguir sintiendo lo mismo.
"Negación: El no reclamar, es una negación." En esta parte se refiere específicamente a la comunicación de necesidades.
Y recuerdo pensar en este momento ¿A quién le reclamo mi pérdida? ¿Con quién me quejo? ¿A quién debo gritarle para sentirme mejor? Y "Que tontería."
"Catarsis: liberación de la tensión reprimida del ser humano."
Y me guardo en pensamientos, buscando soluciones para tener una catarsis y liberarme.
Y caigo en cuenta que hago exacto lo que me pidieron que no hiciera, intelectualizar mis sentimientos, buscando soluciones prácticas, en este momento es cuando entendí que necesito analizar y explicar las cosas para hacer cesar el conflicto, pero no tengo que encontrar las soluciones de inmediato, quizás ni siquiera debo encontrar soluciones, sólo tengo que hablar conmigo.
¿Que debo hacer entonces?
Y me respondo sola: Siéntate y cierra los ojos, necesitas silencio y necesitas sentir que afuera también hay vida.
Y así lo hago. Salgo del salón y me siento en el piso y me siento conmigo.
La última frase que escucho antes de salir de esta clase es "Seguridad es tomar tus decisiones. Si no sé que pasa conmigo, no soy. Cuando eres tú misma, ya no te lastimas."
Esto pasó un sábado, siempre un sábado y recuerdo con exactitud (que gracioso, al fin me sirve la memoria) que me tarde 11 sábados saliendo de estas clases para ir a llorar al baño, secar las lágrimas y regresar. El siguiente sábado todo cambia, es un proceso obviamente, pero siempre recordamos el último paso, el de la victoria. Este último sábado tomo la frase que definirá en los próximos 2 años la manera en que logró lidiar con los sentimientos y las emociones.
"Te reconoces en el silencio. No busques fuera de ti."
Cuánto bien me hicieron estos temas y en momento tan oportuno habían llegado. Nunca he sido creyente de que "las cosas pasan por una razón" pero dos años después, aún sin saber la razón, sé que esta triple muerte llego en el momento, estás clases, este maestro, esta frase, todos alineados para salvarme, una vez más, de mi misma.
Si pudiéramos vivir con este tipo de estímulos.
¿En dónde está el secreto para hacer cesar toda miseria?
Todos persiguen al amor y al tiempo y todos salen perdiendo.
Quisiera, a veces, poner un gran gran letrero: "Respira"
"...Te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre.
Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que, de vez en cuando, lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo.
Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles".
¿En dónde está el secreto para hacer cesar toda miseria?
Todos persiguen al amor y al tiempo y todos salen perdiendo.
Quisiera, a veces, poner un gran gran letrero: "Respira"
"...Te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre.
Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que, de vez en cuando, lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo.
Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles".
domingo, 18 de marzo de 2012
Ahora que miro.
Yo no nací para esconderme.
PERO ¿E s t a r á n los demás l i s t o s para verme?
Ahora que miro, con detenimiento.
La belleza adscrita en una naturaleza completamente humana.
Completamente humana.
COMPLETAMENTE HUMANA.
¿Dónde se perdieron los humanos en este proceso?
¿Por qué dejaron de estar completos?
¿Y por qué han de condenarme por amar?
Ir contra corriente nunca es fácil.
Incompletos y en duda de seguir siendo humanos.
¿Me convertiré en un extraño para esta familia?
Yo tan sólo seguí el corazón.
PERO ¿E s t a r á n los demás l i s t o s para verme?
Ahora que miro, con detenimiento.
La belleza adscrita en una naturaleza completamente humana.
Completamente humana.
COMPLETAMENTE HUMANA.
¿Dónde se perdieron los humanos en este proceso?
¿Por qué dejaron de estar completos?
¿Y por qué han de condenarme por amar?
Ir contra corriente nunca es fácil.
Incompletos y en duda de seguir siendo humanos.
¿Me convertiré en un extraño para esta familia?
Yo tan sólo seguí el corazón.
viernes, 16 de marzo de 2012
Estos son los días a los que aspiro.
Los sonidos, son todos difusos, todos menos una voz.
Voz de ligeros contrastes.
Las luces, todas son blancas. Todas verdaderas.
No hay luz artificial aquí, esos detestables focos han muerto.
Se estrellaron. Se estrellaron.
No hay un equilibrio en el mundo, pero saben, hay equilibrio en el mundo.
¿Por qué insisto en las ambivalencias?
Porque hacen conjuntos, completan los espacios en blanco.
Estos días anhelo; los simples.
En estos días, soy yo, un árbol.
Y con el viento se mecen mis hojas, se acarician unas a otras.
Y yo, en completa paz, suspiro. Suspiro, suspiro, suspiro.
Por querer retener un momento, lo tomo en aire y lo guardo en los pulmones.
Estoy en una armonía simbólica; lejos, muy lejos de como vivía este plano.
Estoy un nivel más arriba. En dónde el vacío representa más que el reto y la salida.
Aquí puedo escuchar a los pájaros en cada una de sus notas.
Aquí trasciendo ideas y modelo manos en barro.
Aquí soy árbol, soy vida.
Aquí todo es un simbolismo. La canción es poesía, la poesía es verdad.
La verdad en forma de tazas. La verdad susurra que estoy segura.
Aquí todo significa algo, y las palabras son y están en ellas mismas.
No necesitan de mi pronunciación, ni mi gramática. No necesitan un contexto.
¿Cuántas veces has sentido, Scarlet, que puedes tocar en cielo con tan sólo el roce de una mano?
Voz de ligeros contrastes.
Las luces, todas son blancas. Todas verdaderas.
No hay luz artificial aquí, esos detestables focos han muerto.
Se estrellaron. Se estrellaron.
No hay un equilibrio en el mundo, pero saben, hay equilibrio en el mundo.
¿Por qué insisto en las ambivalencias?
Porque hacen conjuntos, completan los espacios en blanco.
Estos días anhelo; los simples.
En estos días, soy yo, un árbol.
Y con el viento se mecen mis hojas, se acarician unas a otras.
Y yo, en completa paz, suspiro. Suspiro, suspiro, suspiro.
Por querer retener un momento, lo tomo en aire y lo guardo en los pulmones.
Estoy en una armonía simbólica; lejos, muy lejos de como vivía este plano.
Estoy un nivel más arriba. En dónde el vacío representa más que el reto y la salida.
Aquí puedo escuchar a los pájaros en cada una de sus notas.
Aquí trasciendo ideas y modelo manos en barro.
Aquí soy árbol, soy vida.
Aquí todo es un simbolismo. La canción es poesía, la poesía es verdad.
La verdad en forma de tazas. La verdad susurra que estoy segura.
Aquí todo significa algo, y las palabras son y están en ellas mismas.
No necesitan de mi pronunciación, ni mi gramática. No necesitan un contexto.
¿Cuántas veces has sentido, Scarlet, que puedes tocar en cielo con tan sólo el roce de una mano?
jueves, 15 de marzo de 2012
Ya no me siento frágil.
Y sin más, cambié.
Y sin más temblé.
Llueve. Llueve.
Frente a mi ventana, que está tan sólo un poco abierta, llueve.
¿Me habla la lluvia?
La historia estaba escrita.
¿Cómo es que logramos cambiar el final?
Cómo he rezado, a gritos casi, que esto no sea un sueño.
Por favor, no me despierten.
Siento tan certeramente que alguien tomó la hoja de mi destino.
La rompió y reescribió todo en ella.
Quizás fui yo.
Quizás este era el momento.
Quizás, si, quizás, al fin nos encontramos.
Y sin más, cambié.
Y sin más temblé.
Llueve. Llueve.
Frente a mi ventana, que está tan sólo un poco abierta, llueve.
¿Me habla la lluvia?
La historia estaba escrita.
¿Cómo es que logramos cambiar el final?
Cómo he rezado, a gritos casi, que esto no sea un sueño.
Por favor, no me despierten.
Siento tan certeramente que alguien tomó la hoja de mi destino.
La rompió y reescribió todo en ella.
Quizás fui yo.
Quizás este era el momento.
Quizás, si, quizás, al fin nos encontramos.
domingo, 11 de marzo de 2012
Bitácora de sueños.
12 de Marzo del 2011.
Estoy tapada con un cobertor, en una esquina. Mamá y hermanos me cuidan.
Llegar al trabajo de mamá por el rio que ya he soñado antes; estamos en jojutla.
Llovió demasiado y se desbordo aquel río, hay cocodrilos en todas partes. Me siento presionada. Un cocodrilo corre y sube a unos bultos en frente de una casa mientras mamá conduce el coche en que sigo estando protegida, cuando pasamos aquel cocodrilo, resulta ser mi hermano y se ríe de nosotras.
Llegamos al trabajo y mamá quiere ver hasta donde puede llegar. Pienso que ella es siempre valiente, veo a Elías, tomo su mano intencionalmente y me siento más protegida y él no me suelta. Hasta que yo lo suelto se va, veo a mis sobrinas, están muy pequeñas, todas tienen menos edad de la que tienen ahora, se ven de 4 años, tal vez 5. Todas niñas, les digo bellas por cariños, como siempre lo hago con las personas y me preguntan si algún dia serán bellas y grandes como yo. Les respondo que ellas ya son bellas. AL oír esto, se van, suben unas escaleras riendo, sé que Elías está abajo. Estoy segura.
Esta es la única vez que anoté un sueño en la bitácora. 12 DE MARZO.
Y hoy lo encontré.
Estoy tapada con un cobertor, en una esquina. Mamá y hermanos me cuidan.
Llegar al trabajo de mamá por el rio que ya he soñado antes; estamos en jojutla.
Llovió demasiado y se desbordo aquel río, hay cocodrilos en todas partes. Me siento presionada. Un cocodrilo corre y sube a unos bultos en frente de una casa mientras mamá conduce el coche en que sigo estando protegida, cuando pasamos aquel cocodrilo, resulta ser mi hermano y se ríe de nosotras.
Llegamos al trabajo y mamá quiere ver hasta donde puede llegar. Pienso que ella es siempre valiente, veo a Elías, tomo su mano intencionalmente y me siento más protegida y él no me suelta. Hasta que yo lo suelto se va, veo a mis sobrinas, están muy pequeñas, todas tienen menos edad de la que tienen ahora, se ven de 4 años, tal vez 5. Todas niñas, les digo bellas por cariños, como siempre lo hago con las personas y me preguntan si algún dia serán bellas y grandes como yo. Les respondo que ellas ya son bellas. AL oír esto, se van, suben unas escaleras riendo, sé que Elías está abajo. Estoy segura.
Esta es la única vez que anoté un sueño en la bitácora. 12 DE MARZO.
Y hoy lo encontré.
viernes, 9 de marzo de 2012
Giraba yo y giraba el mundo.
Fluía el mundo y yo con él.
"Al fin estoy arriba del tren" pensé.
Sí, al fin estoy arriba del tren.
Esta vez fue diferente.
Esta vez no hay preguntas ni conflicto ni espera ni ansiedad.
No cuestiono. No dudo.
Dormía. Profundo y suave, las luces del mundo destellaban en mi cara.
Se estrellaban, prácticamente.
Te susurré al oído: "Felices 6 meses."
Y la primer gota de lluvia cayó en mi mano. En la izquierda.
Esta era la lluvia que estaba esperando. Era mi respuesta.
La lluvia me decía con tres o seis punzadas, todas frías.
La lluvia, en clave morse me decía que estaba segura.
Y me arrullaba el viento.
Temblaba, sí. Pero no de frío. De calma.
Silencio. Huelo un árbol viejo y maltratado.
Todos han venido a él a robarle un poco de serenidad.
Y yo, no diferente a ellos, lo huelo y le pido me de paz.
Él accede, es un árbol viejo y piensa que yo soy su nieta.
Huele a mi pueblo, a mi gente, a mi desolado pueblo, lleno de silencio.
Lágrimas. Sobre una cara no tan lúcida.
Sinceras lágrimas, ni una sola viene de aquella tierra llamada tristeza.
Vienen del cercano corazón.
Ella pone su mano en mi corazón. Y las lágrimas cesan.
Pero el cielo, el cielo sabe por qué lloro. Y se apaga conmigo.
Se fue la luz y el calor. Empieza el frío y el viento.
Palabras. Unas cortas, unas largas, todas siguiendo un camino.
Unas apresuradas, unas repitiendo.
"Estoy viviendo esto de nuevo" Y allá va el caballo.
Allá va el caballo. ¿Cuántas veces van?
¿Y ese perro qué?
Volúmenes, los de su cara y los de mi mano.
Pensamos como escultores y jugamos a que memorizamos.
Los volúmenes de un cuerpo, las direcciones de las masas.
Así jugamos a detener el tiempo.
Trenes, en un segundo la leo.
Entonces le doy algo, una palmadita o dos.
Quiero su atención.
Y la abrazo, le digo algo significativo y la hago enfocarse en mi.
Canciones. Encuentras una y luego nos avientan (a la cara) otra.
La escucho y el tiempo, una vez más, es aliado.
Me despido con un beso concluido desde enero.
Miro a la distancia este paisaje urbano, lleno de gente.
Entre ellos vas tú. Te veo y luego te pierdes.
Entonces me despido.
Es un salón lleno de recuerdos y de besos concluidos. Es un químico en este salón, es parte del procedimiento. Es un nudo en el cabello que no puedo deshacer. Es tocar tu oreja cuando duermes y sentir que puedo velar este sueño. Es un árbol, hablándome en susurro, teniendo de cómplice el viento. Son 3 relámpagos y mucha mucha lluvia sobre la cara. Es beberme la lluvia. Es encontrar puertas cerradas y capullos de mariposa. Es reír, reír sin tener un chiste, reír de felicidad por un momento congelado en el tiempo. Es un viernes que no tiene día ni mes ni año. Es un día, pequeño en el calendario y grande en significación.
Fluía el mundo y yo con él.
"Al fin estoy arriba del tren" pensé.
Sí, al fin estoy arriba del tren.
Esta vez fue diferente.
Esta vez no hay preguntas ni conflicto ni espera ni ansiedad.
No cuestiono. No dudo.
Dormía. Profundo y suave, las luces del mundo destellaban en mi cara.
Se estrellaban, prácticamente.
Te susurré al oído: "Felices 6 meses."
Y la primer gota de lluvia cayó en mi mano. En la izquierda.
Esta era la lluvia que estaba esperando. Era mi respuesta.
La lluvia me decía con tres o seis punzadas, todas frías.
La lluvia, en clave morse me decía que estaba segura.
Y me arrullaba el viento.
Temblaba, sí. Pero no de frío. De calma.
Silencio. Huelo un árbol viejo y maltratado.
Todos han venido a él a robarle un poco de serenidad.
Y yo, no diferente a ellos, lo huelo y le pido me de paz.
Él accede, es un árbol viejo y piensa que yo soy su nieta.
Huele a mi pueblo, a mi gente, a mi desolado pueblo, lleno de silencio.
Lágrimas. Sobre una cara no tan lúcida.
Sinceras lágrimas, ni una sola viene de aquella tierra llamada tristeza.
Vienen del cercano corazón.
Ella pone su mano en mi corazón. Y las lágrimas cesan.
Pero el cielo, el cielo sabe por qué lloro. Y se apaga conmigo.
Se fue la luz y el calor. Empieza el frío y el viento.
Palabras. Unas cortas, unas largas, todas siguiendo un camino.
Unas apresuradas, unas repitiendo.
"Estoy viviendo esto de nuevo" Y allá va el caballo.
Allá va el caballo. ¿Cuántas veces van?
¿Y ese perro qué?
Volúmenes, los de su cara y los de mi mano.
Pensamos como escultores y jugamos a que memorizamos.
Los volúmenes de un cuerpo, las direcciones de las masas.
Así jugamos a detener el tiempo.
Trenes, en un segundo la leo.
Entonces le doy algo, una palmadita o dos.
Quiero su atención.
Y la abrazo, le digo algo significativo y la hago enfocarse en mi.
Canciones. Encuentras una y luego nos avientan (a la cara) otra.
La escucho y el tiempo, una vez más, es aliado.
Me despido con un beso concluido desde enero.
Miro a la distancia este paisaje urbano, lleno de gente.
Entre ellos vas tú. Te veo y luego te pierdes.
Entonces me despido.
Es un salón lleno de recuerdos y de besos concluidos. Es un químico en este salón, es parte del procedimiento. Es un nudo en el cabello que no puedo deshacer. Es tocar tu oreja cuando duermes y sentir que puedo velar este sueño. Es un árbol, hablándome en susurro, teniendo de cómplice el viento. Son 3 relámpagos y mucha mucha lluvia sobre la cara. Es beberme la lluvia. Es encontrar puertas cerradas y capullos de mariposa. Es reír, reír sin tener un chiste, reír de felicidad por un momento congelado en el tiempo. Es un viernes que no tiene día ni mes ni año. Es un día, pequeño en el calendario y grande en significación.
jueves, 8 de marzo de 2012
Es triste.
Que me obligues a dejar de buscar (te).
Obligarme a dejar de sentir. (Por que si no, no sigo)
Racionalizar y descubrir la solución.
Saber que sabio es el que deja morir las cosas.
Y tú.. Y yo, aferrándome con las uñas.
(Es triste) Tener tan unidos el amor y la melancolía.
Obligarme a dejar de sentir. (Por que si no, no sigo)
Racionalizar y descubrir la solución.
Saber que sabio es el que deja morir las cosas.
Y tú.. Y yo, aferrándome con las uñas.
(Es triste) Tener tan unidos el amor y la melancolía.
domingo, 4 de marzo de 2012
¿Por qué escribo tanto? II parte.
PORQUE ENCUENTRO RESPUESTAS.
¿Por qué tengo tantas ganas de sanar al mundo y por qué -maldita sea- sigo preguntando esto después de tanto tiempo de traerlo en la garganta?
¿Por qué me llama el dolor? ¿Por qué me dirijo hacia donde sé que no es seguro?
¿Dónde está mi ansia de salvarme a mí misma?
[...]
Mi madre me enseñó que primero me raspo las rodillas antes que detenerme a hacer algo.
Ü
Al fin lo entiendo. No, no es que me seduzca la autodestrucción. Es que primero escojo rasparme las rodillas y las manos, y el corazón y el alma antes que desistir de intentar algo "sólo porque me lastima" Porque también me enseñaron que si me caigo "hay que meter las manos".
Si pudieran ver mi sonrisa en este momento...
PORQUE ENCUENTRO RESPUESTAS.
¿Por qué tengo tantas ganas de sanar al mundo y por qué -maldita sea- sigo preguntando esto después de tanto tiempo de traerlo en la garganta?
¿Por qué me llama el dolor? ¿Por qué me dirijo hacia donde sé que no es seguro?
¿Dónde está mi ansia de salvarme a mí misma?
[...]
Mi madre me enseñó que primero me raspo las rodillas antes que detenerme a hacer algo.
Ü
Al fin lo entiendo. No, no es que me seduzca la autodestrucción. Es que primero escojo rasparme las rodillas y las manos, y el corazón y el alma antes que desistir de intentar algo "sólo porque me lastima" Porque también me enseñaron que si me caigo "hay que meter las manos".
Si pudieran ver mi sonrisa en este momento...
¿Por qué ahora escribo tanto?
¿Por qué ahora creo que es importante? Sí, siempre ha sido alivio.
Salida.
Pero últimamente me es demandado, el inconsciente me manda a escribir.
Le dice al yo "Anda, plasamalo todo, a ver si alguien entiende." se burla de mi y juega.
¿Por qué tengo tantas ganas de sanar al mundo y por qué -maldita sea- sigo preguntando esto después de tanto tiempo de traerlo en la garganta?
¿Por qué me llama el dolor? ¿Por qué me dirijo hacia donde sé que no es seguro?
¿Dónde está mi ansia de salvarme a mí misma?
¿Por qué ahora, escribo tanto?
Miren, los voy contextualizar. A menudo platico con alguien que sé que tiene problemas, pero si sigo así, voy a terminar con él y repetiré la historia -una vez más-.
Voy a terapia y le digo a la psicóloga: Tiendo a enamorarme de quien es seguro me hará daño.
Y ella dice que por tanto tiendo a enamorarme de mí misma.
¿QUÉ CARAJOS DIJE?
Que tiendo a enamorarme de gente que me lastima, tiendo a escoger retos.
Y ella ¿Qqé dijo? Que tengo que dejar de racionalizar todo.
Que tengo que dejar de visitar a mis exnovios sólo para ver si siguen viviendo. Si son felices.
Le dije de aquel primero, que aunque pasaran años yo seguía cayéndo.
-¿Y qué sientes al respecto?
Que nunca he podido olvidar a alguien, si lo amo, lo amo por siempre y lo extraño. Extraño las pequeñas cosas que de él salían. O su departamento, siempre me daba el sol y entonces él me besaba. Que nunca me recupero y por tanto desarrollé mi mejor barrera: la esperanza. No de volver sino de seguir adelante.
-Eso está muy bien. Dice la psicóloga.
Y yo le digo que a veces no lo espá porque las memorias también pesan (emocionalmente). Porque a veces siento que soy única y no en el sentido de especial, siento que soy única en el sentido de solitaria.
-Sigue, sigue.
Le cuento, de este otro muchacho que me amaba y se recostaba en mis piernas. Y me hacía discos enteros con etiquetas. Me tocaba el piano y me dejaba volar en unas escaleras. Y si yo lo hubiera amado, que diferente hubiera sido. Yo lo alejé, en cuánto supe de su sentir maté nuestra conexión. No más pláticas, no más abrazos. D I S T A N C I A.
-¿Por qué?
Porque no soy hipócrita. Si no lo amo ¿Para qué lo quiero cerca?
-No entiendo.
Ni yo, son sólo impulsos.
-¿Y que haces ahora?
Escribir. Escribir lo que aterra y escribir lo que ilumina. Así no olvido ninguno.
Así sé a dónde regresar y así a quién le mentí primero.
-¿A quién le mentiste primero?
A mi madre, por supuesto. A mí, en segundo plano. Y a mi self en tercero.
-¿Por qué te separas?
Porque una cosa es quién muestro y otra quién soy.
-¿Difieren mucho?
No, no mucho. Son sólo detalles.
-¿Cómo qué detalles?
Como cuando amas y odias. Sabes que no se puede al mismo tiempo y sin embargo lo haces.
-¿A quién odias?
A nadie fuera de mi reflejo.
-¿Por qué me contestas con cosas qué no entiendo?
Porque es más fácil hablar en metáfora de mis adentros.
-Intenta evitarlo esta vez.
Esta bien.
Y entonces escribo.
Esta soy yo. Me gusta dar esperanza y me gusta sonreír. Soy segura de mí misma y soy fuerte, pero eso no significa que no sienta. Peleo, peleo mucho por ser quién soy. Porque no es fácil afrontar un mundo inestable cuando tú misma pendes de hilos. Entonces sí me siento mal, no sonrío. Si me siento bien, juego. A veces es difícil hablar conmigo misma. Hay algo dentro que lo único que respeta es el hedonismo. Doy muchísima importancia al placer, a la felicidad. No, no creo en el sufrimiento ni en las penitencias. Busco orden, me han traumado por años por mi falta de él, pero la gente dice que tengo un "desorden ordenado". No lo veo, pero bien lo entiendo.
Veo el mundo y me hace, me construye. No, no entiendo a la mayoría de las personas porque crecí en un ambiente privilegiado y pocas veces me he sentido vacía. Tuve suerte de tener esta familia, mi madre me enseñó que primero me raspo las rodillas antes que detenerme a hacer algo. Mi padre me enseño que el cariño es esencial en la vida. Mis hermanos me enseñaron de respeto y valentía. Tuve suerte, pues veo trabajo y siento dentro las ganas de hacer. Las ganas de convertirme con el mundo. De fundirme. @e decir y reclamar y arreglar y ordenar.
Y odio la mayoría de las reglas, pero creo en ellas. Siempre he creído que esto en mi es dogma, porque soy una gran ambivalencia, estoy llena de contradicciones porque siempre quiero afrontar las cosas, pero mi primera reacción es huir de ellas. A veces soy valiente. ¿Qué quiero decir con esto y por qué ahora escribo tanto?
Es que a veces, pienso que esta muy bien mi razonamiento, pero me frustra no poder hacer ver a la gente con mis ojos, que sé, sé muy bien, no son perfectos, ni son la solución, pero si tuvieran en adición mis ojos a las suyos, vería tal vez un color más. Un amarillo. Que no es blanco ¡Pero qué bien ilumina!
Es que a vecas me gustaría que la gente también se preocupara por mi, de la manera en que yo me preocupo por ellos.
Y no, no me deprime esto. Pero quisiera que entendieran que no porque no me rompa, significa que pueden molerme a palazos porque saben que estaré bien, que me repongo. Que el hecho de que no me consuma en desesperación y depresión, no significa que no me gustaría un día encontrar alguien que velara mi felicidad.
(¿Por qué no lo haces tú misma? Me dijo la psicóloga. ¿Por qué no velas tú, por tú felicidad? Y yo, me quede callada, tan callada como un témpano.)
¿Por qué ahora creo que es importante? Sí, siempre ha sido alivio.
Salida.
Pero últimamente me es demandado, el inconsciente me manda a escribir.
Le dice al yo "Anda, plasamalo todo, a ver si alguien entiende." se burla de mi y juega.
¿Por qué tengo tantas ganas de sanar al mundo y por qué -maldita sea- sigo preguntando esto después de tanto tiempo de traerlo en la garganta?
¿Por qué me llama el dolor? ¿Por qué me dirijo hacia donde sé que no es seguro?
¿Dónde está mi ansia de salvarme a mí misma?
¿Por qué ahora, escribo tanto?
Miren, los voy contextualizar. A menudo platico con alguien que sé que tiene problemas, pero si sigo así, voy a terminar con él y repetiré la historia -una vez más-.
Voy a terapia y le digo a la psicóloga: Tiendo a enamorarme de quien es seguro me hará daño.
Y ella dice que por tanto tiendo a enamorarme de mí misma.
¿QUÉ CARAJOS DIJE?
Que tiendo a enamorarme de gente que me lastima, tiendo a escoger retos.
Y ella ¿Qqé dijo? Que tengo que dejar de racionalizar todo.
Que tengo que dejar de visitar a mis exnovios sólo para ver si siguen viviendo. Si son felices.
Le dije de aquel primero, que aunque pasaran años yo seguía cayéndo.
-¿Y qué sientes al respecto?
Que nunca he podido olvidar a alguien, si lo amo, lo amo por siempre y lo extraño. Extraño las pequeñas cosas que de él salían. O su departamento, siempre me daba el sol y entonces él me besaba. Que nunca me recupero y por tanto desarrollé mi mejor barrera: la esperanza. No de volver sino de seguir adelante.
-Eso está muy bien. Dice la psicóloga.
Y yo le digo que a veces no lo espá porque las memorias también pesan (emocionalmente). Porque a veces siento que soy única y no en el sentido de especial, siento que soy única en el sentido de solitaria.
-Sigue, sigue.
Le cuento, de este otro muchacho que me amaba y se recostaba en mis piernas. Y me hacía discos enteros con etiquetas. Me tocaba el piano y me dejaba volar en unas escaleras. Y si yo lo hubiera amado, que diferente hubiera sido. Yo lo alejé, en cuánto supe de su sentir maté nuestra conexión. No más pláticas, no más abrazos. D I S T A N C I A.
-¿Por qué?
Porque no soy hipócrita. Si no lo amo ¿Para qué lo quiero cerca?
-No entiendo.
Ni yo, son sólo impulsos.
-¿Y que haces ahora?
Escribir. Escribir lo que aterra y escribir lo que ilumina. Así no olvido ninguno.
Así sé a dónde regresar y así a quién le mentí primero.
-¿A quién le mentiste primero?
A mi madre, por supuesto. A mí, en segundo plano. Y a mi self en tercero.
-¿Por qué te separas?
Porque una cosa es quién muestro y otra quién soy.
-¿Difieren mucho?
No, no mucho. Son sólo detalles.
-¿Cómo qué detalles?
Como cuando amas y odias. Sabes que no se puede al mismo tiempo y sin embargo lo haces.
-¿A quién odias?
A nadie fuera de mi reflejo.
-¿Por qué me contestas con cosas qué no entiendo?
Porque es más fácil hablar en metáfora de mis adentros.
-Intenta evitarlo esta vez.
Esta bien.
Y entonces escribo.
Esta soy yo. Me gusta dar esperanza y me gusta sonreír. Soy segura de mí misma y soy fuerte, pero eso no significa que no sienta. Peleo, peleo mucho por ser quién soy. Porque no es fácil afrontar un mundo inestable cuando tú misma pendes de hilos. Entonces sí me siento mal, no sonrío. Si me siento bien, juego. A veces es difícil hablar conmigo misma. Hay algo dentro que lo único que respeta es el hedonismo. Doy muchísima importancia al placer, a la felicidad. No, no creo en el sufrimiento ni en las penitencias. Busco orden, me han traumado por años por mi falta de él, pero la gente dice que tengo un "desorden ordenado". No lo veo, pero bien lo entiendo.
Veo el mundo y me hace, me construye. No, no entiendo a la mayoría de las personas porque crecí en un ambiente privilegiado y pocas veces me he sentido vacía. Tuve suerte de tener esta familia, mi madre me enseñó que primero me raspo las rodillas antes que detenerme a hacer algo. Mi padre me enseño que el cariño es esencial en la vida. Mis hermanos me enseñaron de respeto y valentía. Tuve suerte, pues veo trabajo y siento dentro las ganas de hacer. Las ganas de convertirme con el mundo. De fundirme. @e decir y reclamar y arreglar y ordenar.
Y odio la mayoría de las reglas, pero creo en ellas. Siempre he creído que esto en mi es dogma, porque soy una gran ambivalencia, estoy llena de contradicciones porque siempre quiero afrontar las cosas, pero mi primera reacción es huir de ellas. A veces soy valiente. ¿Qué quiero decir con esto y por qué ahora escribo tanto?
Es que a veces, pienso que esta muy bien mi razonamiento, pero me frustra no poder hacer ver a la gente con mis ojos, que sé, sé muy bien, no son perfectos, ni son la solución, pero si tuvieran en adición mis ojos a las suyos, vería tal vez un color más. Un amarillo. Que no es blanco ¡Pero qué bien ilumina!
Es que a vecas me gustaría que la gente también se preocupara por mi, de la manera en que yo me preocupo por ellos.
Y no, no me deprime esto. Pero quisiera que entendieran que no porque no me rompa, significa que pueden molerme a palazos porque saben que estaré bien, que me repongo. Que el hecho de que no me consuma en desesperación y depresión, no significa que no me gustaría un día encontrar alguien que velara mi felicidad.
(¿Por qué no lo haces tú misma? Me dijo la psicóloga. ¿Por qué no velas tú, por tú felicidad? Y yo, me quede callada, tan callada como un témpano.)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)