miércoles, 29 de febrero de 2012

La ausencia de palabras, me llevó muy lejos.

Humana, errante, egoísta y creída.
Y amable.
Yo que sé. Que estoy llena de contradicciones, eso sé.
Yo me doy cuenta.
Me di cuenta.
Uso mucho el enter y no muchas veces lo necesito.
Si alguien pudiera grabar un día, y viera mi cara de soledad.
A las 3. ES A LAS 3.
Luego encuentro una mujer, con cabello rojo, hermosa.
Me mira y la miro. Y le sonrío.
Ella me sonríe. Y pienso que debe tener unos 70 años.
Y siento como de sus cabellos sale en forma de vapor la ternura.
Doy enter, una vez más.
Me encuentro, perdida. Así que, como me enseñó mi madre, decido seguir el instinto.
Pido una bicicleta, y siento el dolor en las piernas.
Despierto en un bar y bailo, bailo, bailo mi alma hacia afuera.
Bailo y veo en cámara lenta, luces rojas y azules, no logro ver el morado.
Despierto, en una clase para la que nunca me he esforzado.
Y salvo vidas y elijo, elijo día a día.
Amo el mundo, su humanidad y sus risas.
Hago una fila interminable. Detrás del ombligo duele y yo sonrío.
No por maña ni por falsedad, sonrío porque eso soy yo, soy una sonrisa.
La gente habla, habla tanto. Me veo envuelta en esas conversaciones.
Y digo nada. Y me molestan.
Es el sol, es esta plática estúpida sobre nada.
Y estar en medio de una conversación que no me llena ni me importa.
ME MOLESTA.
A nadie le agrada el silencio. Esta señora, justo esta señora, no lo soporta.
Yo me siento. RUEGO por minutos de silencio.
POR FAVOR DENME LICENCIA PARA ESCUCHAR MIS PENSAMIENTOS.
Esta él, cantando.
Me encuentro sentada en la banqueta, en medio de tanta gente
y logro ver 6 coches plateados, sólo uno blanco.
Dónde los árboles son los únicos que entienden la importancia de un silencio.
Los árboles me salvan, una vez más.
Me llaman sin hostigarme. Y aquél, el triste, cada día tiene más flores.
Me grita: MIRA COMO BROTA DE MI LA VIDA.
Yo quiero que brote de mi la vida, yo quiero flores en mis adentros.
Y decido comer rosas, alcatraces.
Ya sé, que no hay sentido en todo esto. Pero si por un momento te ofreciera yo, que me regalaras una hora de tu silencio y te aseguraría que con el podrías escuchar más de lo que has escuchado en tu vida dime, ¿No lo intentarías?
¿No es eso lo que vale en la vida?
El intento de comprender a alguien fuera de ti. Y por un momento oír al árbol decir: También brota de ti la vida.
También de ti, brota la vida.

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