jueves, 2 de febrero de 2012

A veces me quiero morir de la ansiedad.
Reposar unos minutos en un lugar de nada.
Lleno de nada. De él, ella, eso.
Te veo pasar, una, dos, tres. Allá, en el espejo.
No tú, tu reflejo. Le digo adiós con la mirada.
A veces me quiero ir. Me quiero obligar a huir.
A veces me recuerdo cuanto y cuan rápido cambio de pensamiento.
Mi mujer, mi esposo, mi perro, mi amiga, mi cuñada, conocido, vecino, merodeador.
Ay, de ti. Ay, de lo que fue.
De tu mano morada, cada vez más cercano al negro.
Ay de mi en estos días; en los que lo único que reitera el cerebro es cuánto te extraño.
Cuanto mal me hacías y cuán aferrada me quedé.
12. Una vez más. 12.
1. Una vez más, uno. Así crucé 5 meses.
10 meses. 5 conmigo. Un año. Nada de mí.
No una llamada, no una mirada. Castigo.
Castigo como si fuera yo un ser superior, capaz de otorgar dolor a gente estando completamente segura que lo merece.
Perdonando cínicamente para luego volver a lastimar.
Buscando algo que compense, algo que me deje al fin satisfecha.

"¿Qué te pasó en las vacaciones? Cambiaste" Me dijeron hoy. 3 veces.

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