domingo, 26 de febrero de 2012

Ahora voy a ser sincera conmigo misma.
Voy a dejar unos momentos la armadura en mi cama y me levantaré a ver la luz del sol sin gafas.
Yo no escribí palabras tan agresivas, las leo y siento que no son mías.
"Vuelve" lo escribí yo. "Vete" lo escribió mi escudo.
No estoy orgullosa de que nada parezca fácil acerca de mi.
Pero esto soy. "Ya qué" No, pésima expresión. No hay "Ya qué" en este mundo.
No hay conformismo.
Por eso te odio o te amo.
Por eso tanto rencor en el primer mes. Te escribí "Debí dejarte cuando..."
Pero la realidad es que no lo hice, y no lo haría si me lo permitieran vivir de nuevo.
La verdad es que a nadie más quise con tanta ternura y con tantas ganas.
Por nadie más habría soportado esta montaña rusa de emociones.
A nadie le he escrito tantas veces, ni he luchado tanto por una ruptura.
Fuiste la peor, sí, cuando todo terminó.
Pero en el mientras, mientras vivíamos el momento mi corazón no tartamudeaba, cantaba con esperanza.
Y las estrellas estaba a un sólo centímetro más de tu cara.
Ahora, voy a ser sincera: Te grito palabras dentro de mi mente.
VEN. VEN. VEN. VEN. VEN. VEN. Y la armadura las detiene.
Yo no soy tu juez y no deberías tomar mis palabras como dogmas.
Yo soy quien te amó y salió lastimada y la objetividad en mis juicios está perdida.
Así que esperaré a que sea medianoche para susurrarle al inconsciente un nombre que deberá borrar del archivo.
Y esperaré a que la orden sea enviada rápida y pueda dejar de buscarte en cada rincón de mi vida.
Esperaré a que mi vida regrese a mis manos y deje de estar posada en tu presencia.
Esperaré.

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