Eres castaña, semilla
que cae de la rama y se planta por sí misma
no pide sol, lo exige
no espera por lluvia, la crea
no atiendes el momento
no toleras la duda
te arrojas
desesperas
se adelanta tu cuerpo a tus palabras
creces en mí
creces conmigo
creces sin mí
creces conmigo
cantas, amas, sueñas, vives, temes
tomas la tierra como si fuera bendita
tu pecho es suficiente para tus cultivos
y aún así
aún así
decides pedirme hortalizas
compartir y conocer mis plantíos
que con tanto trabajo he sembrado
recogemos los frutos
miramos la lluvia
no la esperábamos
en un beso me siembras
la ternura
en una caricia plantas
el cariño
en una semana te expandes
en mi pecho, suficiente para tus cultivos
martes, 25 de agosto de 2015
domingo, 16 de agosto de 2015
No me gustan las barreras
no me gusta ser cautelosa
me gusta cuando entran sin pedir permiso
me gusta cuando me enseñan su vida
sus amigos, su cama, sus paredes pintadas
todo habla de ustedes, de ustedes y de su refugio
me gusta conocer siempre los cuartos, las casas,
las trincheras personales
desde donde luchan y se conectan
y se conecta luchando, y se conectan amando
no me gusta poner obstáculos
ni tener medidas de tiempo
no me gustan las reglas
ni me gusta sopesar si debo o no confiar en cada persona nueva
yo confío
siempre confío
casi siempre me va bien, a veces me rompen en pedacitos
pero incluso rota, me siento contenta
porque sigo siendo yo, así rota, así confiada, así herida, así...
mía
lastimada y radiante, siempre mejor que alejada y segura
me gusta abrirles las puertas siempre
confiar en ustedes
que me cojan en mi cama y vean mis paredes rayadas
y vivan en la luz que vivo
y miren mis recuerdos como fotografías que cuelgan
y pregunten
me gusta que vean mi casa, que no importe el tiempo
que no pensemos demasiado en si vamos rápido
me gusta ir rápido
me gusta ir lento
me gusta en realidad, no pensar en que velocidad voy teniendo
(o si la voy subiendo)
me gusta que se detenga
(el tiempo)
en sus ojos, en sus manos, se detiene en sus risas
en su vida, pues, se detiene cuando encuentra vida.
No me gustan las barreras,
odio los obstáculos, ser cautelosa,
tener cerrada la puerta.
no me gusta ser cautelosa
me gusta cuando entran sin pedir permiso
me gusta cuando me enseñan su vida
sus amigos, su cama, sus paredes pintadas
todo habla de ustedes, de ustedes y de su refugio
me gusta conocer siempre los cuartos, las casas,
las trincheras personales
desde donde luchan y se conectan
y se conecta luchando, y se conectan amando
no me gusta poner obstáculos
ni tener medidas de tiempo
no me gustan las reglas
ni me gusta sopesar si debo o no confiar en cada persona nueva
yo confío
siempre confío
casi siempre me va bien, a veces me rompen en pedacitos
pero incluso rota, me siento contenta
porque sigo siendo yo, así rota, así confiada, así herida, así...
mía
lastimada y radiante, siempre mejor que alejada y segura
me gusta abrirles las puertas siempre
confiar en ustedes
que me cojan en mi cama y vean mis paredes rayadas
y vivan en la luz que vivo
y miren mis recuerdos como fotografías que cuelgan
y pregunten
me gusta que vean mi casa, que no importe el tiempo
que no pensemos demasiado en si vamos rápido
me gusta ir rápido
me gusta ir lento
me gusta en realidad, no pensar en que velocidad voy teniendo
(o si la voy subiendo)
me gusta que se detenga
(el tiempo)
en sus ojos, en sus manos, se detiene en sus risas
en su vida, pues, se detiene cuando encuentra vida.
No me gustan las barreras,
odio los obstáculos, ser cautelosa,
tener cerrada la puerta.
viernes, 14 de agosto de 2015
Estoy enamorada
Estoy enamorada.
Estoy enamorada de los cuerpos.
De su capacidad para amar.
De cómo hablan los cuerpos.
Estoy enamorada de las sensaciones
de cada poro que se levanta, de los cuerpos que se mojan,
de los cuerpos que se irritan
de cuán equipados estamos para sentir.
Estoy enamorada de la piel propia, también de la ajena,
de su espectro para sentir dolor,
de su espectro para sentir placer,
de la línea que comparten.
Estoy enamorada, pues, extasiada, de la libertad para tocarme,
del permiso que me dan para tocarlos,
de su boca, de su brazo derecho, de sus pies, de sus dedos,
de su cuello, de sus ojos, de su nariz, de su cadera,
de cómo comparten esas piezas corporales con millones
en el mundo
de como sus piezas corporales forman un todo,
tu todo, mi todo.
Estoy enamorada de las cuerpas, estoy enamorada de sus defectos,
de la historia de sus cicatrices, del dolor de sus heridas.
De todas las cuerpas que cruzan mi cama, y me muestran las suyas.
De la libertad para detenernos y volver a empezar,
de la valentía que requiere dejarse ver, dejarse tocar
cada centímetro y cada grieta, cada golpe, cada caída.
Del lenguaje propio del cuerpo, de que sobren las palabras,
de que las caricias griten, de que todo sea dicho con gestos.
Estoy enamorada, desde hace unos meses, del mundo que me rodea con sus cuerpos.
De que les voy conociendo a través del mío.
De qué entre sábanas nos volvemos uno, el mundo.
Y cada día, una nueva sensación, un nuevo permiso me concedo
ser libre para amar con más intensidad
al mundo, a los cuerpos, al día.
miércoles, 24 de junio de 2015
He estado tan sola estas semanas
y ha sido tan gratificante.
He estado pensando mucho en mis sentimientos, en por qué y a dónde se mueven.
Normalmente no tengo idea.
El tiempo me parece apenas una hoja que se dobla y desdobla.
El cariño parece trascenderlo.
He estado pensando mucho, en mis emociones.
En qué hago con ellas, en por qué las dejo pasar o las detengo.
Aún entiendo tan poco del amor y del cariño que pareciera que he transcurrido ya
la historia completa de mis sentires y no hubiera encontrado nada. NADA.
Esto no es el vacío. Es otra cosa.
La inestabilidad es mi casa, siempre ha sido y la abrazo día y noche.
La inestabilidad ya no es problema, es contexto.
Esto no es el vacío.
Te extraño. Te quiero escribir, al menos una vez por semana.
Perdón. Una vez al día.
Te extraño y lamento tanto que dentro de ti misma quepa un cariño tan grande que trascienda los días.
Y lamento tanto que en el mío no quepa.
No cabe. Se desbordó y consumió, quizás no estoy hecha para ello.
O simplemente no estaba dispuesta, no me era correcto y quizás nunca lo sea.
No peleo contra eso, está tan dentro de mí que sólo puedo abrazarlo y entenderlo.
Pero te prometí muchas cosas que no estaban dentro de mí, por temor a perderte.
Finalmente no pude combatirlo, ni engañarme diciendo que eso era lo que quería.
Yo te quería a ti, pero no quería la historia, ni el futuro ni las batallas, sólo a ti.
Ahora conforme pasan los días entiendo que el amor se da incondicional.
Incondicional.
No quiero decir que no te amé, porque yo te amé, te amaba en la mejor forma que conocía,
con las herramientas que tenía.
Entiendo tanto más del amor y del cariño que pareciera que he transcurrido ya
la historia incompleta de mis sentires y lo hubiera encontrado todo. TODO.
Por ahora me siento tan lejana de la que alguna vez conociste.
No me reconozco, en los espejos, en las palabras, en los acentos ni en los sueños.
Soy otro, soy otros.
Tan lejos.
No me reconozco con esta ausencia que me representas.
Como en cada carta que te escribo y no te envío te digo te quiero, perdón, te extraño.
Espero estés bien, espero sonrías y espero en tu ventana siempre sea otoño.
Espero no olvides la luna que era sólo nuestra.
Espero encuentres el lado correcto de tu nueva cama.
Espero las alas que te dibujaron sigan allí esperando a que despiertes.
Espero sepas que siempre recuerdo nuestra historia, nuestra magnífica historia,
tan llena de sonrisas y tan llena de cariño, de miradas y de sueños.
Espero entiendas que el amor que te di fue y es único, y jamás podré vivir algo así con alguien más, que a pesar de que estamos lejos, yo estoy cerca, siempre cerca del pedazo de alma que me obsequiaste y en cambio yo te di uno mío, estás en mí siempre y te amo puramente.
Espero aún sientas que los árboles son familia, que las raíces curan.
Que hay espacio para nuestra coexistencia, más allá de nuestras costillas.
Que comparto contigo un infinito, una paradoja, una persona que fui y que amé y que te amó.
Te amó tanto.
No sé si las palabras serán algún día suficientes para sanar lo que sé que ayudé a romper dentro de ti, no me inundo en culpas, créeme, no es lo que hago, sólo acepto mi responsabilidad y mando en las maneras que puedo aún el amor que te tengo. Pero las palabras son lo único que tengo ahora que estamos tan lejos de un abrazo, de una conexión con tus ojos que te hagan sentir cuánto lo siento, cuánto siento no haber podido estar a la altura de mis promesas ni de mis sentimientos.
Cuánto te siento dentro, y cuánto te quiero.
Sin embargo algo siempre queda, en los días y en las horas, de ti en mí.
Algo siempre espera en mí para ti.
Me siento muy lejos de aquella a la que conociste, sin embargo me ha dejado el cariño que te tuvo. Y yo lo resguardo como si fuera mi propia felicidad, clave de mi salvación, como si de ellos dependiera mucho, el otoño que se aproxima, las hojas que caerán, los poemas que no leeremos, aquellos que siempre estarán (la paz de los hombres), los nombres que nos inventamos y los cuentos que ya no escribiremos, todo ello teje sobre mí, una nueva piel, una que me permite amar.
Simplemente amar. Gracias por enseñármelo.
y ha sido tan gratificante.
He estado pensando mucho en mis sentimientos, en por qué y a dónde se mueven.
Normalmente no tengo idea.
El tiempo me parece apenas una hoja que se dobla y desdobla.
El cariño parece trascenderlo.
He estado pensando mucho, en mis emociones.
En qué hago con ellas, en por qué las dejo pasar o las detengo.
Aún entiendo tan poco del amor y del cariño que pareciera que he transcurrido ya
la historia completa de mis sentires y no hubiera encontrado nada. NADA.
Esto no es el vacío. Es otra cosa.
La inestabilidad es mi casa, siempre ha sido y la abrazo día y noche.
La inestabilidad ya no es problema, es contexto.
Esto no es el vacío.
Te extraño. Te quiero escribir, al menos una vez por semana.
Perdón. Una vez al día.
Te extraño y lamento tanto que dentro de ti misma quepa un cariño tan grande que trascienda los días.
Y lamento tanto que en el mío no quepa.
No cabe. Se desbordó y consumió, quizás no estoy hecha para ello.
O simplemente no estaba dispuesta, no me era correcto y quizás nunca lo sea.
No peleo contra eso, está tan dentro de mí que sólo puedo abrazarlo y entenderlo.
Pero te prometí muchas cosas que no estaban dentro de mí, por temor a perderte.
Finalmente no pude combatirlo, ni engañarme diciendo que eso era lo que quería.
Yo te quería a ti, pero no quería la historia, ni el futuro ni las batallas, sólo a ti.
Ahora conforme pasan los días entiendo que el amor se da incondicional.
Incondicional.
No quiero decir que no te amé, porque yo te amé, te amaba en la mejor forma que conocía,
con las herramientas que tenía.
Entiendo tanto más del amor y del cariño que pareciera que he transcurrido ya
la historia incompleta de mis sentires y lo hubiera encontrado todo. TODO.
Por ahora me siento tan lejana de la que alguna vez conociste.
No me reconozco, en los espejos, en las palabras, en los acentos ni en los sueños.
Soy otro, soy otros.
Tan lejos.
No me reconozco con esta ausencia que me representas.
Como en cada carta que te escribo y no te envío te digo te quiero, perdón, te extraño.
Espero estés bien, espero sonrías y espero en tu ventana siempre sea otoño.
Espero no olvides la luna que era sólo nuestra.
Espero encuentres el lado correcto de tu nueva cama.
Espero las alas que te dibujaron sigan allí esperando a que despiertes.
Espero sepas que siempre recuerdo nuestra historia, nuestra magnífica historia,
tan llena de sonrisas y tan llena de cariño, de miradas y de sueños.
Espero entiendas que el amor que te di fue y es único, y jamás podré vivir algo así con alguien más, que a pesar de que estamos lejos, yo estoy cerca, siempre cerca del pedazo de alma que me obsequiaste y en cambio yo te di uno mío, estás en mí siempre y te amo puramente.
Espero aún sientas que los árboles son familia, que las raíces curan.
Que hay espacio para nuestra coexistencia, más allá de nuestras costillas.
Que comparto contigo un infinito, una paradoja, una persona que fui y que amé y que te amó.
Te amó tanto.
No sé si las palabras serán algún día suficientes para sanar lo que sé que ayudé a romper dentro de ti, no me inundo en culpas, créeme, no es lo que hago, sólo acepto mi responsabilidad y mando en las maneras que puedo aún el amor que te tengo. Pero las palabras son lo único que tengo ahora que estamos tan lejos de un abrazo, de una conexión con tus ojos que te hagan sentir cuánto lo siento, cuánto siento no haber podido estar a la altura de mis promesas ni de mis sentimientos.
Cuánto te siento dentro, y cuánto te quiero.
Sin embargo algo siempre queda, en los días y en las horas, de ti en mí.
Algo siempre espera en mí para ti.
Me siento muy lejos de aquella a la que conociste, sin embargo me ha dejado el cariño que te tuvo. Y yo lo resguardo como si fuera mi propia felicidad, clave de mi salvación, como si de ellos dependiera mucho, el otoño que se aproxima, las hojas que caerán, los poemas que no leeremos, aquellos que siempre estarán (la paz de los hombres), los nombres que nos inventamos y los cuentos que ya no escribiremos, todo ello teje sobre mí, una nueva piel, una que me permite amar.
Simplemente amar. Gracias por enseñármelo.
lunes, 8 de junio de 2015
"As long as they take care of you"
"As long as you're happy"
"As long as you're feeling it"
Me repito estas cosas, en este y otros idiomas.
Mientras seas feliz, te cuiden, te hagan sonreír, te quieran y te lo hagan sentir.
Mientras les importe si no sonreíste hoy, si lloraste hoy, si no quieres a nadie hoy.
Mientras les importes.
Me repito estas cosas, en este y en otros idiomas.
Debo aprender a querer a otras personas.
Y no mirarte de reojo cuando duermes conmigo.
No tomar tu mano pues aún guarda electricidad que no proceso.
Y sobretodo, sobre todas las cosas, dejar de pensar que cuando hablas, de tu boca salen claves de mi vida, de mi infancia y de mi ser. Que guardas en tu pecho una lleve que abre el mío.
Qué difícil es tenerte cerca y quererte de lejos.
"As long as you're happy"
"As long as you're feeling it"
Me repito estas cosas, en este y otros idiomas.
Mientras seas feliz, te cuiden, te hagan sonreír, te quieran y te lo hagan sentir.
Mientras les importe si no sonreíste hoy, si lloraste hoy, si no quieres a nadie hoy.
Mientras les importes.
Me repito estas cosas, en este y en otros idiomas.
Debo aprender a querer a otras personas.
Y no mirarte de reojo cuando duermes conmigo.
No tomar tu mano pues aún guarda electricidad que no proceso.
Y sobretodo, sobre todas las cosas, dejar de pensar que cuando hablas, de tu boca salen claves de mi vida, de mi infancia y de mi ser. Que guardas en tu pecho una lleve que abre el mío.
Qué difícil es tenerte cerca y quererte de lejos.
sábado, 23 de mayo de 2015
Alguna vez comencé alguna de nuestras cartas con la siguiente frase:
"Lo que siento por ti ha sido lo más complejo que he sentido hasta el momento, muy poco de ello entiendo."
¿Sabes? No mentí, a la fecha lo sigo pensando, lo que siento por ti ha sido y sigue siendo lo más complejo que he sentido hacia otra persona.
Mi frase favorita solía ser "te amo, pero no te necesito."
Alguna vez Víctor me platicó de las "almas gemelas" "amores de vida" etc. No entiendo aún esas concepciones y menos aún en los contextos amorosos románticos en lo que estamos acostumbrados a pensarlos, pero Víctor dijo "No sabes cuando lo conocerás, no sabes quién será y probablemente no será tu pareja, porque el alma gemela puede ser tu madre o un primo, un amigo o un conocido, simplemente va a cambiar todo en tu vida."
Tú lo cambias todo, siempre lo has hecho.
Me has probado una y otra vez cuán equivocada estoy, tanto como me has celebrado y amado.
Quería escribir esto sobretodo porque quiero dejar alguna evidencia, una que diga que cambiaste algo en mí, que me equivoqué en algo de lo que yo pensaba estar más que segura.
Ay, la vida. Tan ingrata hacia aquellos que la dan por vista.
Tan sorpresiva para aquél que la deja fluir.
Quiero dejar una pequeña evidencia de lo que pasó aquél día, lloré un montón, la adrenalina fluía más que la sangre, sentí que moría (y en verdad algo en mí moría).
Mientras cantabas yo me preguntaba ¿Por qué te quiero tanto? ¿Por qué te quiero tanto? ¿Existen respuestas a esta pregunta, existen justificaciones para el cariño? Imagínate, que ahora me siento feliz, porque esto que siento por ti, esto es infinito, esta es la primera vez que reconozco un sentimiento que es más grande que yo.
Volviste y en lo único en que podía pensar era "Cuánta falta me hiciste, y ahora que estás aquí me siento completa." Piénsalo bien, "Me siento completa." Sin ti estaba incompleta, pero volviste y me hiciste reconocer el hueco en mi pecho y me dejaste sanarlo.
¿Por qué te quiero tanto?
Te amo pero no te necesito, es verdad, aún es verdad, sin ti seguí viviendo, pero ahora que estás me doy cuenta que aunque aprendí que no moriría sin ti, espero nunca tener que vivir de esa manera, no quiero nunca vivir de esa manera.
Algo murió en mí, la certeza de que sabía cómo y cuándo querer a las personas, voy aprendiendo.
"Lo que siento por ti ha sido lo más complejo que he sentido hasta el momento, muy poco de ello entiendo."
¿Sabes? No mentí, a la fecha lo sigo pensando, lo que siento por ti ha sido y sigue siendo lo más complejo que he sentido hacia otra persona.
Mi frase favorita solía ser "te amo, pero no te necesito."
Alguna vez Víctor me platicó de las "almas gemelas" "amores de vida" etc. No entiendo aún esas concepciones y menos aún en los contextos amorosos románticos en lo que estamos acostumbrados a pensarlos, pero Víctor dijo "No sabes cuando lo conocerás, no sabes quién será y probablemente no será tu pareja, porque el alma gemela puede ser tu madre o un primo, un amigo o un conocido, simplemente va a cambiar todo en tu vida."
Tú lo cambias todo, siempre lo has hecho.
Me has probado una y otra vez cuán equivocada estoy, tanto como me has celebrado y amado.
Quería escribir esto sobretodo porque quiero dejar alguna evidencia, una que diga que cambiaste algo en mí, que me equivoqué en algo de lo que yo pensaba estar más que segura.
Ay, la vida. Tan ingrata hacia aquellos que la dan por vista.
Tan sorpresiva para aquél que la deja fluir.
Quiero dejar una pequeña evidencia de lo que pasó aquél día, lloré un montón, la adrenalina fluía más que la sangre, sentí que moría (y en verdad algo en mí moría).
Mientras cantabas yo me preguntaba ¿Por qué te quiero tanto? ¿Por qué te quiero tanto? ¿Existen respuestas a esta pregunta, existen justificaciones para el cariño? Imagínate, que ahora me siento feliz, porque esto que siento por ti, esto es infinito, esta es la primera vez que reconozco un sentimiento que es más grande que yo.
Volviste y en lo único en que podía pensar era "Cuánta falta me hiciste, y ahora que estás aquí me siento completa." Piénsalo bien, "Me siento completa." Sin ti estaba incompleta, pero volviste y me hiciste reconocer el hueco en mi pecho y me dejaste sanarlo.
¿Por qué te quiero tanto?
Te amo pero no te necesito, es verdad, aún es verdad, sin ti seguí viviendo, pero ahora que estás me doy cuenta que aunque aprendí que no moriría sin ti, espero nunca tener que vivir de esa manera, no quiero nunca vivir de esa manera.
Algo murió en mí, la certeza de que sabía cómo y cuándo querer a las personas, voy aprendiendo.
viernes, 27 de marzo de 2015
Planes para semana santa: libros, vino y playa.
He estado pensando, qué otra combinación sería mejor que esa que acabo de anotar.
Probablemente ninguna.
Probablemente alguna, pero de momento elijo pensar que no, que es esa la mejor.
Elijo la playa porque ahí me dejaste la primera vez.
Yo veía el mar, sentía la arena y a lo lejos tus ojos, pensaba en que era realmente afortunada.
Sin cursilerías, sin exageraciones, sin enunciarlo siquiera a alguien más que a mi persona.
Era realmente afortunada.
Elijo el vino porque en la playa desayunamos vino, veía tus mejillas enrojecer con cada sorbo,
el vino te recorría las venas, las mejillas, las venas en los ojos, al último las rodillas.
Pienso con harta calma, que esta vez no estoy armando un rito.
No se trata esta de una despedida, como muchos otros días te he despedido o ritualizado o recordado u odiado. Nada de eso.
Esta vez la misión se trata de ir a un rescate.
Voy por mí misma, a reencontrar a esa persona que dejaste en la playa, en la cama llena de hormigas, en la arena esperando tu mano, doliéndose por no encontrarla.
Creo por fin, que ya he pasado suficientes meses extrañándote, luego alejándote, luego molestándome, luego molestándote, queriendo saber, sabiendo, buscando, esperando, extrañando, alejando, luego molestado y así por mucho tiempo el ciclo se volvió la rutina.
Ha sido suficiente y con harta calma, regreso por todo lo que he ido dejando de mí misma.
tiempo y lugares y poemas y sentimientos atrás
que me obligué a olvidar porque dolían más de lo que yo quería y preveía.
Ha llegado el día en que me siento bien con las decisiones que he tomado, incluyo las que en consecuencia me han alejado de ti. He llegado a términos buenos en aceptar que estoy escribiendo día con día mi historia y que no hay desenlace que no haya pasado por mi propia razón, siempre hay algo dentro del todo del que somos (no culpables sino) responsables.
He despertado hoy preguntándome a dónde va mi vida. He entrado en pánico, pues estoy llena de dudas, y el tiempo pareciera no ir a mi favor, apenas despierto el día ya se ha ido, leo mucho menos de lo que quisiera leer, veo menos de lo que quisiera ver y escribo, bueno, escribo que da pena. A mí me da pena ¿a dónde va mi vida? -con harta calma- me pregunto y me siento derrotada por no encontrar rastros de respuesta.
Tengo una ansiedad terrible por pertenecer y a la vez dejar de estar. De huir de todos, en especial del lenguaje. Que ganas me han dado de dejar de existir unos momentos. Sólo una semana o dos, dejar de ser, dejar de pensar que se requiere algo de mí y que ni yo misma me requiero estar presente. Cesar.
El corazón lo tengo hecho una caja de químicos, bien ordenados pero en cualquier segundo que me descuide van a explotar todos, se va a regar un poco de líquido melancólico o de gas deprimente y boom, allá irá de nuevo el ciclo. una caja de químicos que traigo del tingo al tango y quiero dejar descansar, quiero que descansen mis sentimientos, porque siento tanto todo el tiempo que en un descuido sé que algo va a estallar, quiero una semana o dos. Cesar.
Quiero que paren los besos, quiero que paren los abrazos, estos sentimientos que ya se de dónde vienen y a dónde van y por más placenteros que sean, sé con toda mi vida que no son lo que necesito ahora.
No quiero amar ahora ¿podrás perdonarme? después de todo lo que prometí y juré, después de muchos años de seguir esta dinámica, de no poder parar las ganas de darte un beso, de no poder parar de llamarte, de decirte que me abraces o me consueles, porque me haces falta. Sería hermoso que pudiera y quisiera hacerlo, la historia de amor como nos la dictaron en cuentos, después de todo y todos perseveraste y descubriste que aún podías besarme, que aún podías hacerme anhelar tu presencia, después de todo entendiste que mi amor no se ha detenido en nuestro rompimiento, me conoces demasiado y yo a ti, te quiero y te quiero junto, y a la vez muero porque no encuentro el coraje para decirte que no quiero amar ahora, que mi corazón es una caja de químicos y ni tú ni yo tenemos los guantes correctos para manejarlos y preservarlos.
¿Me perdonarás? después de todas las miradas y las agujas que hemos compartido, después de todas las animaciones, las fotografías, las plantas que juramos plantaríamos ¿me perdonarás por dejarte aún cuándo me rehusé a tener algo?
Estoy serena ahora y elijo la playa porque ahí el sonido del mar es tan fuerte que no me deja pensar en lo mucho que me pierdo en la cuidad, en lo rápido que pasa el tiempo y lo poco que siento que hago. Elijo el vino porque con dos o tres copas siento un calor en el pecho, un calor que se parece mucho a la calma y a la confianza, a un abrazo que me doy a mí misma.
Elijo los libros, ante todo, porque por muy perdida que me sienta, no hay ocasión en que una lectura no me haya hecho sentir cuán pequeña soy ante el mundo y cuán aún más pequeños son mis problemas, y a la vez me haya hecho sentir que soy lo suficientemente grande para tomar una pluma y empezar a cambiar el mundo, o cambiarme en el mundo, para sentir que nunca es demasiado tarde para pensar hacia dónde va mi vida y anotarlo en post-its que resulten perdidos después de dos o tres días y entonces sienta la necesidad de ponerlo en código en un pequeño tatuaje en mi pierna izquierda y poder mirarlo siempre, para recordar que estoy apenas en tiempo de hacer todas las preguntas y perderle al miedo a las respuestas, apenas en tiempo para empezar a responderlas y a fallar y fallar y fallar tras intentarlo. Porque a pesar de todos y todo me encuentro serena, y hay días en que una frase o una cita me hacen recordar que el resto del mundo me espera, a mis tiempos, a mis momentos, a el día en que pueda decir "quiero hacer esto" y falle y vuelva a intentar y luego descubra que en realidad lo que amo en la vida es fallar, fallar y aprender de cada raspón y herida.
Hace no más de dos años estaba hurgando en mis documentos de primaria y secundaria, buscaba una fotografía de mi infancia para regalarla, sin embargo encontré una pequeña nota que decía:
"Buenas tardes señora, le informo que Scarlet es muy lenta para realizar sus actividades en clase, hace las cosas de manera más lenta que el resto del grupo. No se debe preocupar, siempre acaba sus tareas aunque sea casi al final de la clase. Atte: Maestra de 1°"
Y de repente me fue obvio, que siempre he sido de esta manera, supongo que siempre he tenido riñas con el tiempo, pero más que con el tiempo, con las nociones de tiempo que parecer tener todos los otros, simplemente siempre he funcionado en mis condiciones y tiempos, y muchas veces me parecía más importante recordar, rehacer y apreciar una parte del proceso que seguir en el tiempo debido con tal de acabar algo. Así he sido.
Así probablemente siga.
Hacerme el desayuno me puede ocupar de 30 minutos a 2 horas, sólo hacerlo.
Comer me puede ocupar de 20 minutos a 1 hora y media.
Leer algo me puede ocupar de una hora a cuatro, porque a veces releo y releo lo que pienso que aún no termino de cachar.
Duermo mucho más de 8 horas.
Escucho música mientras dibujo por una hora, dos máximo, debo admitir que no son mis actividades favoritas, no porque no las ame sino porque me frustran rápidamente.
Pienso en cosas que quiero escribir o hacer en casi todos los momentos libres de mis días (que ahora son muchos)
Escribo lo que pensé en un minuto o menos (y nunca quedo satisfecha pues siempre dejo muchas cosas fuera)
Y hay tareas que parecieran no tener fin. Y hay pensamientos que parecieran no tener fin (menos aún respuesta) como a dónde va mi vida, que debo estar haciendo con mis días, en dónde está la pasión que sentía, por qué no he escrito tanto como había planeado que haría, esa convocatoria que leía, ese concurso que vi, qué tal que hago esa pieza que tenía pensada, de dónde sacaría el dinero, y esa beca ¿podrán dármela? que se supone que deba que se supone que se supone que deba hacer
que se
supone
que deba
hacer
con mis 23 años de experiencias
que se supone que deba responder
cuando me pregunten a dónde va mi vida
y cómo voy a salir de aquí
y cómo debo de ser o hablar o que debería estar leyendo ¿debería meter esa maestría? que se supone MALDITA SEA QUE SE SUPONE QUE DEB...
Pero en días como hoy recuerdo que funciono en mis tiempos y todo parece volver a tener sentido (y siento la calma del vino), recuerdo que no hay tarea sin fin y que no hay mejor momento que el que estoy viviendo, y me siento afortunada.
Sin cursilerías, sin exageraciones, sin enunciarlo siquiera a alguien más que a mi persona.
Realmente afortunada. Elijo la playa.
He estado pensando, qué otra combinación sería mejor que esa que acabo de anotar.
Probablemente ninguna.
Probablemente alguna, pero de momento elijo pensar que no, que es esa la mejor.
Elijo la playa porque ahí me dejaste la primera vez.
Yo veía el mar, sentía la arena y a lo lejos tus ojos, pensaba en que era realmente afortunada.
Sin cursilerías, sin exageraciones, sin enunciarlo siquiera a alguien más que a mi persona.
Era realmente afortunada.
Elijo el vino porque en la playa desayunamos vino, veía tus mejillas enrojecer con cada sorbo,
el vino te recorría las venas, las mejillas, las venas en los ojos, al último las rodillas.
Pienso con harta calma, que esta vez no estoy armando un rito.
No se trata esta de una despedida, como muchos otros días te he despedido o ritualizado o recordado u odiado. Nada de eso.
Esta vez la misión se trata de ir a un rescate.
Voy por mí misma, a reencontrar a esa persona que dejaste en la playa, en la cama llena de hormigas, en la arena esperando tu mano, doliéndose por no encontrarla.
Creo por fin, que ya he pasado suficientes meses extrañándote, luego alejándote, luego molestándome, luego molestándote, queriendo saber, sabiendo, buscando, esperando, extrañando, alejando, luego molestado y así por mucho tiempo el ciclo se volvió la rutina.
Ha sido suficiente y con harta calma, regreso por todo lo que he ido dejando de mí misma.
tiempo y lugares y poemas y sentimientos atrás
que me obligué a olvidar porque dolían más de lo que yo quería y preveía.
Ha llegado el día en que me siento bien con las decisiones que he tomado, incluyo las que en consecuencia me han alejado de ti. He llegado a términos buenos en aceptar que estoy escribiendo día con día mi historia y que no hay desenlace que no haya pasado por mi propia razón, siempre hay algo dentro del todo del que somos (no culpables sino) responsables.
He despertado hoy preguntándome a dónde va mi vida. He entrado en pánico, pues estoy llena de dudas, y el tiempo pareciera no ir a mi favor, apenas despierto el día ya se ha ido, leo mucho menos de lo que quisiera leer, veo menos de lo que quisiera ver y escribo, bueno, escribo que da pena. A mí me da pena ¿a dónde va mi vida? -con harta calma- me pregunto y me siento derrotada por no encontrar rastros de respuesta.
Tengo una ansiedad terrible por pertenecer y a la vez dejar de estar. De huir de todos, en especial del lenguaje. Que ganas me han dado de dejar de existir unos momentos. Sólo una semana o dos, dejar de ser, dejar de pensar que se requiere algo de mí y que ni yo misma me requiero estar presente. Cesar.
El corazón lo tengo hecho una caja de químicos, bien ordenados pero en cualquier segundo que me descuide van a explotar todos, se va a regar un poco de líquido melancólico o de gas deprimente y boom, allá irá de nuevo el ciclo. una caja de químicos que traigo del tingo al tango y quiero dejar descansar, quiero que descansen mis sentimientos, porque siento tanto todo el tiempo que en un descuido sé que algo va a estallar, quiero una semana o dos. Cesar.
Quiero que paren los besos, quiero que paren los abrazos, estos sentimientos que ya se de dónde vienen y a dónde van y por más placenteros que sean, sé con toda mi vida que no son lo que necesito ahora.
No quiero amar ahora ¿podrás perdonarme? después de todo lo que prometí y juré, después de muchos años de seguir esta dinámica, de no poder parar las ganas de darte un beso, de no poder parar de llamarte, de decirte que me abraces o me consueles, porque me haces falta. Sería hermoso que pudiera y quisiera hacerlo, la historia de amor como nos la dictaron en cuentos, después de todo y todos perseveraste y descubriste que aún podías besarme, que aún podías hacerme anhelar tu presencia, después de todo entendiste que mi amor no se ha detenido en nuestro rompimiento, me conoces demasiado y yo a ti, te quiero y te quiero junto, y a la vez muero porque no encuentro el coraje para decirte que no quiero amar ahora, que mi corazón es una caja de químicos y ni tú ni yo tenemos los guantes correctos para manejarlos y preservarlos.
¿Me perdonarás? después de todas las miradas y las agujas que hemos compartido, después de todas las animaciones, las fotografías, las plantas que juramos plantaríamos ¿me perdonarás por dejarte aún cuándo me rehusé a tener algo?
Estoy serena ahora y elijo la playa porque ahí el sonido del mar es tan fuerte que no me deja pensar en lo mucho que me pierdo en la cuidad, en lo rápido que pasa el tiempo y lo poco que siento que hago. Elijo el vino porque con dos o tres copas siento un calor en el pecho, un calor que se parece mucho a la calma y a la confianza, a un abrazo que me doy a mí misma.
Elijo los libros, ante todo, porque por muy perdida que me sienta, no hay ocasión en que una lectura no me haya hecho sentir cuán pequeña soy ante el mundo y cuán aún más pequeños son mis problemas, y a la vez me haya hecho sentir que soy lo suficientemente grande para tomar una pluma y empezar a cambiar el mundo, o cambiarme en el mundo, para sentir que nunca es demasiado tarde para pensar hacia dónde va mi vida y anotarlo en post-its que resulten perdidos después de dos o tres días y entonces sienta la necesidad de ponerlo en código en un pequeño tatuaje en mi pierna izquierda y poder mirarlo siempre, para recordar que estoy apenas en tiempo de hacer todas las preguntas y perderle al miedo a las respuestas, apenas en tiempo para empezar a responderlas y a fallar y fallar y fallar tras intentarlo. Porque a pesar de todos y todo me encuentro serena, y hay días en que una frase o una cita me hacen recordar que el resto del mundo me espera, a mis tiempos, a mis momentos, a el día en que pueda decir "quiero hacer esto" y falle y vuelva a intentar y luego descubra que en realidad lo que amo en la vida es fallar, fallar y aprender de cada raspón y herida.
Hace no más de dos años estaba hurgando en mis documentos de primaria y secundaria, buscaba una fotografía de mi infancia para regalarla, sin embargo encontré una pequeña nota que decía:
"Buenas tardes señora, le informo que Scarlet es muy lenta para realizar sus actividades en clase, hace las cosas de manera más lenta que el resto del grupo. No se debe preocupar, siempre acaba sus tareas aunque sea casi al final de la clase. Atte: Maestra de 1°"
Y de repente me fue obvio, que siempre he sido de esta manera, supongo que siempre he tenido riñas con el tiempo, pero más que con el tiempo, con las nociones de tiempo que parecer tener todos los otros, simplemente siempre he funcionado en mis condiciones y tiempos, y muchas veces me parecía más importante recordar, rehacer y apreciar una parte del proceso que seguir en el tiempo debido con tal de acabar algo. Así he sido.
Así probablemente siga.
Hacerme el desayuno me puede ocupar de 30 minutos a 2 horas, sólo hacerlo.
Comer me puede ocupar de 20 minutos a 1 hora y media.
Leer algo me puede ocupar de una hora a cuatro, porque a veces releo y releo lo que pienso que aún no termino de cachar.
Duermo mucho más de 8 horas.
Escucho música mientras dibujo por una hora, dos máximo, debo admitir que no son mis actividades favoritas, no porque no las ame sino porque me frustran rápidamente.
Pienso en cosas que quiero escribir o hacer en casi todos los momentos libres de mis días (que ahora son muchos)
Escribo lo que pensé en un minuto o menos (y nunca quedo satisfecha pues siempre dejo muchas cosas fuera)
Y hay tareas que parecieran no tener fin. Y hay pensamientos que parecieran no tener fin (menos aún respuesta) como a dónde va mi vida, que debo estar haciendo con mis días, en dónde está la pasión que sentía, por qué no he escrito tanto como había planeado que haría, esa convocatoria que leía, ese concurso que vi, qué tal que hago esa pieza que tenía pensada, de dónde sacaría el dinero, y esa beca ¿podrán dármela? que se supone que deba que se supone que se supone que deba hacer
que se
supone
que deba
hacer
con mis 23 años de experiencias
que se supone que deba responder
cuando me pregunten a dónde va mi vida
y cómo voy a salir de aquí
y cómo debo de ser o hablar o que debería estar leyendo ¿debería meter esa maestría? que se supone MALDITA SEA QUE SE SUPONE QUE DEB...
Pero en días como hoy recuerdo que funciono en mis tiempos y todo parece volver a tener sentido (y siento la calma del vino), recuerdo que no hay tarea sin fin y que no hay mejor momento que el que estoy viviendo, y me siento afortunada.
Sin cursilerías, sin exageraciones, sin enunciarlo siquiera a alguien más que a mi persona.
Realmente afortunada. Elijo la playa.
jueves, 19 de febrero de 2015
I held your hand and felt your skin
Tengo miedo de ti y de tu voz
tengo miedo de ti y de tu amor
miedo de que a mi campo
le dejen de crecer
flores de color azul
Me gusta hacer tatuajes a mano, no sólo porque es mucho más cercano
y porque por un momento todo lo que separa a una persona de otra son 2mm de metal
toco tu piel y me uno a ella
me regalas un poco de sangre
apenas perceptible
me gusta sentir esa conexión única, por un instante irrompible
me permites hacerte daño por un momento
duele y lo noto
por unos momentos soy consciente de que te hago daño
y tú me lo permites
y por ello estoy agradecida
"Me lees igual que un libro" pienso mientras me dices
que dentro de las plantas, yo sería una mimosa
tocas partes muy dentro de mí,
sabes como acceder a mi alma
Cada que te abrazo siento como eres parte de mí.
Siento que estoy completa.
Cada que te abrazo siento que debo decirte que te quedes
Que por hoy, sólo por hoy no te vayas
Te quiero con impecable pureza.
Te quiero con fuerza.
Con exquisito cariño
con miradas de niño
Te quiero fuerte y abnegada
te quiero parlante y nunca callada
Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero
Y quisiera dedicarte tantas más palabras que mereces.
Tengo miedo de dejarte ir, S.
Tengo miedo de quedarme sin ti.
Pero el mismo cariño me hace soltar tu mano.
Te quiero contenta, pequeño cometa.
Te quiero contenta y si eso significa irse, he de despedirte a la distancia.
We could find a reason to leave
But you will always have part of me
tengo miedo de ti y de tu amor
miedo de que a mi campo
le dejen de crecer
flores de color azul
Me gusta hacer tatuajes a mano, no sólo porque es mucho más cercano
y porque por un momento todo lo que separa a una persona de otra son 2mm de metal
toco tu piel y me uno a ella
me regalas un poco de sangre
apenas perceptible
me gusta sentir esa conexión única, por un instante irrompible
me permites hacerte daño por un momento
duele y lo noto
por unos momentos soy consciente de que te hago daño
y tú me lo permites
y por ello estoy agradecida
"Me lees igual que un libro" pienso mientras me dices
que dentro de las plantas, yo sería una mimosa
tocas partes muy dentro de mí,
sabes como acceder a mi alma
Cada que te abrazo siento como eres parte de mí.
Siento que estoy completa.
Cada que te abrazo siento que debo decirte que te quedes
Que por hoy, sólo por hoy no te vayas
Te quiero con impecable pureza.
Te quiero con fuerza.
Con exquisito cariño
con miradas de niño
Te quiero fuerte y abnegada
te quiero parlante y nunca callada
Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero
Y quisiera dedicarte tantas más palabras que mereces.
Tengo miedo de dejarte ir, S.
Tengo miedo de quedarme sin ti.
Pero el mismo cariño me hace soltar tu mano.
Te quiero contenta, pequeño cometa.
Te quiero contenta y si eso significa irse, he de despedirte a la distancia.
We could find a reason to leave
But you will always have part of me
jueves, 5 de febrero de 2015
Rara vez me encuentro llorando.
Rara vez me veo llorando, nunca ha sido mi tipo, nunca he desesperado en llanto.
Suelo soltar una o tres lágrimas, casi siempre números impares.
Un ojo me llora más que otro.
Es difícil saber cómo hablarle a las personas, es bastante difícil, porque todos tenemos heridas tan específicas que no sabes si vas a ocupar la palabra incorrecta, detonar el recuerdo enterrado.
El dolor enterrado.
Creo que es más difícil que las personas más allegadas a nuestro corazón sean las que menos saben tratarnos, es acaso que nadie pone atención (al menos no la suficiente) en los detalles de los demás.
Yo sé que mi mamá tiene problemas para afrontar críticas, porque lo ha dado todo de sí misma para lograr que esta vida le resulte. Lo ha dado todo y es la primera vez que esta expresión no se trata de una hipérbole. Sé que mi papá tiene problemas de comunicación, no sabe pedir perdón, pero sabe demostrar que lo siente (el arrepentimiento) haciendo otras cosas, por lo regular nos habla o manda un mensaje que dice "buena semana a todos" cuando en realidad él quería escribir "lo siento, entiendo que hice mal, los quiero". Algo parecido es mi hermano mayor, las oraciones se rehúsan a salir de su boca a veces, y al contrario mío, sabe expresar con lágrimas lo que no puede decir en palabras. No le parece algo de orgullo, pero en realidad es algo que le admiro, llora cuando debe llorar (y es algo que apenas entiendo -y aprendo-). Mi otro hermano no es tan fácil de leer, pero con los años le he aprendido que lo que más le molesta es que cuando él está enojado, los demás rían. Por lo regular es muy prudente en su forma de actuar y hablar, sólo a veces llega a ser violento, pero se contiene con todas sus fuerzas y es algo que no le agrada, yo creo, sinceramente, que la violencia proviene de reprimir con la excusa de la prudencia sus sentimientos. Y suelo no reírme cuando está enojado, suelo abrazar a mi hermano mayor cuando tartamudea por no poder expresar algo, suelo perdonar a mi padre por cada error que comete y hacer como que empezamos de nuevo y suelo hablarle a mi mamá con tanto, tanto cariño, mis palabras van a tientas y llenas de amor, con tal de no lastimarla.
Pongo quizás demasiada atención en no lastimar a los demás, y siempre lo he visto como una virtud, aprender a notar las heridas específicas, tanta energía destinada a perdonar. Siempre lo he visto como una virtud.
Ha sido difícil notar que los demás no parecen notar mis heridas específicas.
Aprendí a huir. Huir de mis dolores.
Huir de las palabras ajenas que no tienen consideración a mis abismos.
Ya sea a otro estado o a otro lado de la ciudad.
A veces es una mierda porque inevitablemente me alcanzan y me rompen.
A veces suele ser fácil, y cuando me alcanzan me siento preparada para dar la cara.
Tomo aire y los veo a los ojos. Normalmente todo acaba bien.
Pero otras veces, como hoy, pesan.
Pesan porque alguien dijo algo, y tenía que ver conmigo, con cosas que pienso de mí misma (y que inevitablemente intento superar).
Creo que es obvio cuanta de mi energía se centra en mantenerme a flote, por lo regular hago un buen trabajo, me mantengo a mí misma a flote, me cuido. Y creo que no es sólo obvio para mí, me cuido amándome, celebrando por mí misma esas pequeñas victorias como levantarme e ir a una clase cuándo bien sé que no quería dejar la cama ese día. Me abrazo cuando leo y dibujo y sola me digo "lo hiciste bien, vas a mejorar y lo vas a lograr"
Por estúpido que suene, suelo hacerlo, suelo hablar conmigo misma y suelo darme entusiasmo, cariño, palabras y palabras llenas de optimismo.
Pero hay días, amigos, en que pesan porque alguien dijo algo, y tenía que ver conmigo.
Y por culpa de un pronombre, un adjetivo o un verbo regreso a la cama a las 2pm a mirar el techo y sentir que una vez más me han alcanzado.
Hay días en que me siento tan sola y es el tipo de soledad que más duele, pues es la que busca entendimiento y no compañía.
Sólo por un día, quisiera no tener que escribir esto para que sea obvio que tengo sentimientos y pueden ser lastimados, que no tengo que hacer público que hay días en que no puedo dejar mi casa, que he mentido más veces de las que me gustaría admitir sólo con tal de no salir. Que a veces la ansiedad me gana y me gana por semanas. Que las victorias que presumo no son alardes sino recordatorios, intentos diarios por encontrar sentido y si no existe tal, crearlo.
Así que si me ven pronto, por favor, sepan que lo que necesito estos días son cuatro palabras en medio de un abrazo: "Lo vas a lograr."
Rara vez me veo llorando, nunca ha sido mi tipo, nunca he desesperado en llanto.
Suelo soltar una o tres lágrimas, casi siempre números impares.
Un ojo me llora más que otro.
Es difícil saber cómo hablarle a las personas, es bastante difícil, porque todos tenemos heridas tan específicas que no sabes si vas a ocupar la palabra incorrecta, detonar el recuerdo enterrado.
El dolor enterrado.
Creo que es más difícil que las personas más allegadas a nuestro corazón sean las que menos saben tratarnos, es acaso que nadie pone atención (al menos no la suficiente) en los detalles de los demás.
Yo sé que mi mamá tiene problemas para afrontar críticas, porque lo ha dado todo de sí misma para lograr que esta vida le resulte. Lo ha dado todo y es la primera vez que esta expresión no se trata de una hipérbole. Sé que mi papá tiene problemas de comunicación, no sabe pedir perdón, pero sabe demostrar que lo siente (el arrepentimiento) haciendo otras cosas, por lo regular nos habla o manda un mensaje que dice "buena semana a todos" cuando en realidad él quería escribir "lo siento, entiendo que hice mal, los quiero". Algo parecido es mi hermano mayor, las oraciones se rehúsan a salir de su boca a veces, y al contrario mío, sabe expresar con lágrimas lo que no puede decir en palabras. No le parece algo de orgullo, pero en realidad es algo que le admiro, llora cuando debe llorar (y es algo que apenas entiendo -y aprendo-). Mi otro hermano no es tan fácil de leer, pero con los años le he aprendido que lo que más le molesta es que cuando él está enojado, los demás rían. Por lo regular es muy prudente en su forma de actuar y hablar, sólo a veces llega a ser violento, pero se contiene con todas sus fuerzas y es algo que no le agrada, yo creo, sinceramente, que la violencia proviene de reprimir con la excusa de la prudencia sus sentimientos. Y suelo no reírme cuando está enojado, suelo abrazar a mi hermano mayor cuando tartamudea por no poder expresar algo, suelo perdonar a mi padre por cada error que comete y hacer como que empezamos de nuevo y suelo hablarle a mi mamá con tanto, tanto cariño, mis palabras van a tientas y llenas de amor, con tal de no lastimarla.
Pongo quizás demasiada atención en no lastimar a los demás, y siempre lo he visto como una virtud, aprender a notar las heridas específicas, tanta energía destinada a perdonar. Siempre lo he visto como una virtud.
Ha sido difícil notar que los demás no parecen notar mis heridas específicas.
Aprendí a huir. Huir de mis dolores.
Huir de las palabras ajenas que no tienen consideración a mis abismos.
Ya sea a otro estado o a otro lado de la ciudad.
A veces es una mierda porque inevitablemente me alcanzan y me rompen.
A veces suele ser fácil, y cuando me alcanzan me siento preparada para dar la cara.
Tomo aire y los veo a los ojos. Normalmente todo acaba bien.
Pero otras veces, como hoy, pesan.
Pesan porque alguien dijo algo, y tenía que ver conmigo, con cosas que pienso de mí misma (y que inevitablemente intento superar).
Creo que es obvio cuanta de mi energía se centra en mantenerme a flote, por lo regular hago un buen trabajo, me mantengo a mí misma a flote, me cuido. Y creo que no es sólo obvio para mí, me cuido amándome, celebrando por mí misma esas pequeñas victorias como levantarme e ir a una clase cuándo bien sé que no quería dejar la cama ese día. Me abrazo cuando leo y dibujo y sola me digo "lo hiciste bien, vas a mejorar y lo vas a lograr"
Por estúpido que suene, suelo hacerlo, suelo hablar conmigo misma y suelo darme entusiasmo, cariño, palabras y palabras llenas de optimismo.
Pero hay días, amigos, en que pesan porque alguien dijo algo, y tenía que ver conmigo.
Y por culpa de un pronombre, un adjetivo o un verbo regreso a la cama a las 2pm a mirar el techo y sentir que una vez más me han alcanzado.
Hay días en que me siento tan sola y es el tipo de soledad que más duele, pues es la que busca entendimiento y no compañía.
Sólo por un día, quisiera no tener que escribir esto para que sea obvio que tengo sentimientos y pueden ser lastimados, que no tengo que hacer público que hay días en que no puedo dejar mi casa, que he mentido más veces de las que me gustaría admitir sólo con tal de no salir. Que a veces la ansiedad me gana y me gana por semanas. Que las victorias que presumo no son alardes sino recordatorios, intentos diarios por encontrar sentido y si no existe tal, crearlo.
Así que si me ven pronto, por favor, sepan que lo que necesito estos días son cuatro palabras en medio de un abrazo: "Lo vas a lograr."
miércoles, 14 de enero de 2015
Para la que está lejos
Siempre que empieza un nuevo año quiero que el día primero mis dolores se queden en el 31.
No sólo eso, claro. También mis amores, también mis anhelos, también mis miedos.
D o s m i l q u i n c e
... quiero tanto de ti, quiero tanto para mí, sin embargo ya es 14 de enero y lo único que puedo aceptar es que sigo herida.
Como pájaro al borde de mi ventana, respiro y me alegro que el sol me cubra.
Respiro
Es difícil hablar con sinceridad, es muy difícil serlo con uno mismo.
Encontré un hueco en mi pecho, dónde se albergaba el cariño.
Me fue robado, aunque también lo cedí con gusto, con todo gusto.
No sé si quiera recuperarlo.
Lo más difícil sea quizás el explicarlo, no puedo ver tu cara, no puedo oír tu voz, no puedo leerte, no te he borrado aborreciéndote, te he borrado protegiéndome,
porque te quiero.
A veces no lo evito y deliberadamente te busco, ¿harás tú lo mismo?
Me alegra tengas compañía, el invierno es largo en brazos del viento.
Admito que extraño tú persona, a ti, así como eres, te extraño y daría todo por abrazarte.
Daría absolutamente mi todo, por deshacerme de esta melancolía.
Pero cariño, si te borré de mi historia, no es porque te odie, muy al contrario.
Quererte como ahora te quiero me hace daño.
También a ti te haría daño si yo llevara este sentimiento a tu puerta.
Relego mis deseos, te extraño con cariño, con mucho cariño y me hace sentir tan triste que nuestros días hayan acabado.
Me siento un poco tonta de quererte tanto ¿sabes? como decepcionada de mí misma de no poder tacharte de una lista y seguir avanzando, y a la vez, me hace sentir feliz que yo te quiera tanto, porque de alguna manera significa que te abrí mi pecho, que no necesitaste pedir llave porque estaba lista, para querer así de profundo, con tal arrebato, así de cálido, incendiando todo en mi vida, y ahora que te he alejado tengo que pedir prestados soles.
Debo dejar de huirte, lo sé, pero aún no sé en cuánto tiempo será eso, me siento tan feliz hoy de sentir esto, de saber, sin duda, que te amaba.
Yo te amaba.
¿Hay algo más magnífico?
No es que pensara que soy incapaz de amar a alguien, no pienso tal cosa, pero, a veces sentía que no lo daba todo, que me reservaba cariño y que no lo estaba entregando con libre albedrío, que respondía quizás con gentileza el amor que me era dado, y no hablo de ti, sino de todo aquél con el que tuve alguna relación sentimental. No abría mi pecho del todo, pensando que quizás no era lo más inteligente y al final, podía partir, así nomás, partir.
Suena sumamente trágico, pero no es mi intención, no te lloro, no maldigo nuestra historia, no me caes mal siquiera, simplemente te pongo en una cajita y te escondo bajo mi cama, y conociéndome sé que es la decisión correcta, que debo esperar a poner mis sentimientos en orden, y cuando se encuentren en el lugar correcto, con toda alegría correré a abrazarte, con cariño puro y sin pedir nada a cambio. Y hasta que ese día llegue, te escribo:
"Me alegra haberte amado."
Ha salido el sol, pongo mis pies en la ventana, espío a un pajarito que se ha posado en mi techo.
Siento una alegría sincera.
Estoy en calma.
No sólo eso, claro. También mis amores, también mis anhelos, también mis miedos.
D o s m i l q u i n c e
... quiero tanto de ti, quiero tanto para mí, sin embargo ya es 14 de enero y lo único que puedo aceptar es que sigo herida.
Como pájaro al borde de mi ventana, respiro y me alegro que el sol me cubra.
Respiro
Es difícil hablar con sinceridad, es muy difícil serlo con uno mismo.
Encontré un hueco en mi pecho, dónde se albergaba el cariño.
Me fue robado, aunque también lo cedí con gusto, con todo gusto.
No sé si quiera recuperarlo.
Lo más difícil sea quizás el explicarlo, no puedo ver tu cara, no puedo oír tu voz, no puedo leerte, no te he borrado aborreciéndote, te he borrado protegiéndome,
porque te quiero.
A veces no lo evito y deliberadamente te busco, ¿harás tú lo mismo?
Me alegra tengas compañía, el invierno es largo en brazos del viento.
Admito que extraño tú persona, a ti, así como eres, te extraño y daría todo por abrazarte.
Daría absolutamente mi todo, por deshacerme de esta melancolía.
Pero cariño, si te borré de mi historia, no es porque te odie, muy al contrario.
Quererte como ahora te quiero me hace daño.
También a ti te haría daño si yo llevara este sentimiento a tu puerta.
Relego mis deseos, te extraño con cariño, con mucho cariño y me hace sentir tan triste que nuestros días hayan acabado.
Me siento un poco tonta de quererte tanto ¿sabes? como decepcionada de mí misma de no poder tacharte de una lista y seguir avanzando, y a la vez, me hace sentir feliz que yo te quiera tanto, porque de alguna manera significa que te abrí mi pecho, que no necesitaste pedir llave porque estaba lista, para querer así de profundo, con tal arrebato, así de cálido, incendiando todo en mi vida, y ahora que te he alejado tengo que pedir prestados soles.
Debo dejar de huirte, lo sé, pero aún no sé en cuánto tiempo será eso, me siento tan feliz hoy de sentir esto, de saber, sin duda, que te amaba.
Yo te amaba.
¿Hay algo más magnífico?
No es que pensara que soy incapaz de amar a alguien, no pienso tal cosa, pero, a veces sentía que no lo daba todo, que me reservaba cariño y que no lo estaba entregando con libre albedrío, que respondía quizás con gentileza el amor que me era dado, y no hablo de ti, sino de todo aquél con el que tuve alguna relación sentimental. No abría mi pecho del todo, pensando que quizás no era lo más inteligente y al final, podía partir, así nomás, partir.
Suena sumamente trágico, pero no es mi intención, no te lloro, no maldigo nuestra historia, no me caes mal siquiera, simplemente te pongo en una cajita y te escondo bajo mi cama, y conociéndome sé que es la decisión correcta, que debo esperar a poner mis sentimientos en orden, y cuando se encuentren en el lugar correcto, con toda alegría correré a abrazarte, con cariño puro y sin pedir nada a cambio. Y hasta que ese día llegue, te escribo:
"Me alegra haberte amado."
Ha salido el sol, pongo mis pies en la ventana, espío a un pajarito que se ha posado en mi techo.
Siento una alegría sincera.
Estoy en calma.
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