sábado, 3 de diciembre de 2016

Después de tantas violencias vividas.
Lo único que quiero anotar es lo siguiente:
Quejarse de algo que hacen las otras y luego hacerlo no es otra cosa que hipocresía.
Reírse de alguien más "con las amigas", sigue siendo violencia.
No reconocer la propia violencia que se ha ejercido es vendarse los ojos.
La pasivo-agresividad no es sino cobardía.
Hacer campaña de odio hacia alguien es despreciable.
Hacer la vista gorda a tantas violencias y humillaciones de parte de otras mujeres aún si son feministas, aún si según ellas es para "denunciar" que fueron violentadas en el pasado es una culerada.
Humillar no es denunciar, es humillar.
Ignorar es también una forma de violencia.
Las relaciones serán recíprocas o no serán.


viernes, 28 de octubre de 2016

Empieza con jota
Con su vida de jardín que enverdece todo cuanto toca
Y lo llena de júbilo y vida.
Empieza con jota de jarrito irrompible de cocina, en donde se come una jícama, la miro y pienso que empieza con jota de joya: invaluable, brillante, transparente.
Con la misma jota que va en medio del enjambre que es nuestro cariño, con la jota con la que se hacen los juramentos que no se enuncian, esos que dejamos enmedio de nuestras miradas.
Besos tus labios que se vuelven jarabe en los míos, por los que rompo el juramento de nunca decir nunca y pronuncio que nunca había sentido tanta alegría de compartir mi camino y mi mano como lo hago contigo, con tu jota de jugo mañanero que devuelve la energía.
De tus labios escucho los "jajaja" más fuertes, esos que llenan mi cuarto y resuenan en mi cama para acompañarme cuando no estás para pronunciarlos, con la jota que te encuentras en la enjundia con la que cada día afrontas tu increíble existencia.
Me miras con tus ojos juguetones
Y me dices que la vida está jodida,
pero nada puede estar tan jodido si estamos juntas
con jota de la justa medida.
Si estás aún en el mundo y me hablas de jamás decir jamás y aún luchar por justicia. Y tomamos esta munda en conjunto para hacerla nuestra día a día y en unos años jactarnos de que lo que construimos tiene cimientos de verdadera alegría y ser juezas de que lo vivido a lo lejos no parece más que un ramo de jazmines al punto de florecimiento, en ese tiempo único entre la primavera y el cielo, en esos campos joviales que apenas han de dar frutos, en esas jaulas que nos hacen creer que es la vida, pero que a fuerza de jirones logramos ir aflojando.
Nos vamos abriendo.
Empieza con jota de jaguar, del rugido que es su existencia ante un mundo lleno de caza, con la jota que viaja entre júpiter y japón, y nuestra manera tan única, tan nuestra de inventar nuevas formas de querencia, porque las que ya estaban no nos alcanzaron para los lazos que anudamos cuando decidimos entrelazar nuestras vidas.
Empieza con jota, con o, con ese. Con ese rasgo único de tu risa y tus lunas.
Con los aprendizajes que has recolectado en tu canasta propia de vivencias y que has de significar con los días.

martes, 13 de septiembre de 2016

Ah,
a veces me pregunto
por qué no me gusta compartir mi vida
o los eventos de mi vida hacia mis seres queridas.
¿Será que tan poco me importa su opinión?
¿Será en verdad que tan "en control" tengo mis sentimientos?
Nunca ocupo consejos.
Ocupo compañía, un abrazo, besos, una mano que sostenga la mía.
La certeza física de que no estoy sola cuando así lo siento.
La certeza palpable.
Una mano que sostenga la mía.
Pero nunca un consejo.

A veces ni siquiera quiero darlos, me parece invasivo,
pero si me lo piden hablaré.

No me interesa realmente decir que follé o me besé con tal persona.
A veces me gusta escribir lo que surge en mí -por tal persona-
pero sigue siendo desde el "yo". Desde esto que traigo dentro.
Desde mi nombre y mi pecho.

A veces la munda es exhaustiva emocionalmente.
Aún cuando no soy yo quien la viva.

A veces soy silencio.
Pero toda la vida he sido silencio.
Una escucha.
La que recibe las palabras.
Aprendió a ordenarlas, a jugar con ellas. Estaba bien, pues al no ser suyas podía incluso lanzarlas.
A veces, como todas, tengo miedo, incertidumbres y miedos.
Descolocaciones.
Entrecruzamientos deprimentes.
Comportamientos autodestructivos.
Y de paso autocompasión autorecetada y luego autodespreciada.

Sigo siendo un yo.
En mi munda no cabe un consejo.
Y aún no lo entiendo.

jueves, 25 de agosto de 2016

Qué lastre esto de la comunicación.
Qué lastre esta gente que piensa que tiene derecho a saber todo de mí, a juzgarme si no comparto algo.
Me preguntó con una cara que no dice otra cosa sino "te estoy juzgando",
me preguntó con los ojos clavados en la decepción "¿qué te pasa?"
y yo respondí "¿qué te pasa a ti?" casi como si fuera un juego de copiarnos.
¿Por qué no me dices? ¿Qué pedo contigo?
y la mirada sigue ahí, como si su desaprobación fuera a herirme
y en consecuencia fuera yo a soltar la sopa.
No.
No la suelto.
Mis pensamientos, mis actos, mi vida, mi cuerpa. ES MÍA.
Para mí, no para compartirla.
No para tu entretenimiento o cuestionamiento.
Para mí.
Y si no quiero, no la comparto.
Mierda ¿qué tan difícil es entenderlo?


Hubo un tiempo
en que me inventé un lenguaje
hablaba con las manos
y con las imágenes,
de pronto dejé de pronunciar palabras,
primero las esdrújulas,
inicié perdiendo la voz de a poco,
algo de tos y gripa,
silencios prolongados, autorecetados.
Hubo un tiempo
en que las cosas imperfectas se volvieron adorables,
en que podía mirar y hacerme entender.
Un parpadeo, pájaros y árboles,
dos parpadeos, toman mi mano.
Me recostaba en el pasto y sentía la tierra escalarme
enterrarme aún cuando no lo pedía,
de pronto había ceniza en mis cuadernos.
Hubo un espacio y tiempo en que me corté la lengua
con espinas de rosas,
y me sangré la boca callando los miedos.
Cerré los ojos olvidando el cielo y junté las manos
pidiendo a mis escombros un último chance.
Una última oportunidad: vivir sin cenizas, andar sin titubeos, temblar sólo de risa, no volver a enraizarme.

martes, 3 de mayo de 2016

Estoy enojada.
EMPERRADA.
De tu visión del mundo, de tu visión mierda del mundo que de paso viene a colorear todos mi actos.
Estoy harta de que se concluya por mí, cuáles eran mis verdaderas intenciones.
Que no alcances a ver lo que te di de mí misma.
Cuánto te abrí el pecho, todos los espacios en dónde te dejé entrar.
Me dices "No te preocupes, no estoy enojada" como si de algo me sirviera.
Como si esta realidad girara sólo a tu alrededor y fuera yo un asteroide que chocó contra tu planeta "No te preocupes, no estoy enojada"

De que en el relato de esta historia mis palabras van verdes.
Y luego las recuerdas un tanto amarillezcas.
Mierda. Pinche mierda.
No hay nada más que mierda.

Que si hay algo en la munda que me haga perder la esperanza y salirme de mí misma es eso, el que se piense lo peor de mí. Que se juzgue lo peor de mí.

OBVIAMENTE LA CAGUÉ MIL VECES. OBVIAMENTE LA SEGUIRÉ CAGANDO.

Soy hu-ma-na fa-lli-da

Quiero quedarme con la mejor respuesta, que nada importa que piensen las otras mientras yo sepa con qué intención hice las cosas, así la haya cagado, que nunca he hecho cosas con alevosía. Anhelo interiorizar esa respuesta, pero no es la que tengo, la que tengo es esta, esta pinche ira que no viene de ningún otro lado que de la tristeza y la decepción.

Estoy tan pinche triste que estoy emperrada. Porque puede más tu microscopio de desasosiego, que el mío de (alegrías?) ilusiones.
Es la primera vez que me siento jodida por haber idealizado algo/alguien, es la primera vez que siento como me rompe la visión de otra sobre mi persona, PORQUE TE DI TANTO DE MÍ MISMA que no encuentro sino desconsuelo en saberme hiriente a ti, en saberme mala en tu perspectiva. En encontrarme insuficiente para nuestra querencia, desplazada de nuestra construcción.
Ahora es tu relato y sólo tuyo.


domingo, 3 de abril de 2016

Enchanted, i am, by you.

Querida _____

Los cumpleaños son importantes no sólo para quien concluye una vuelta al sol e inicia una nueva, sino también (y yo creería que especialmente) para las personas que te aman y que agradecen que estés viva, que por un año más permitas a esas personas verte/sentirte cambiar y se celebre con tantas muestras de afecto que eres relevante.

Rilke decía que también los jóvenes -que en todo son inexpertos- deben aprender a amar, y es que olvidamos que eso se aprende, se practica, se destruye, se interioriza y se desaprende, y el ciclo comienza una vez más. Hay cosas para las que no alcanza el lenguaje, una de ellas es el afecto.

Deseo que no pierdas la capacidad de asombrarte de tus propios afectos, que pongas en duda lo que creías haber descifrado, que puedas ver en lo que día con día te conviertes, que no olvides quién has sido, y que, por muy perdida que te sientas, puedas generar siempre la confianza de que la claridad sobre ti misma se irá construyendo. Se irá construyendo.

Pienso en el puente de Takoma, pienso que a veces uno hace bien todos los cálculos, todas las operaciones y aún así el puente se cae; es agradable -por lo menos- descubrir que nuestra materia no es el concreto y que toda grieta será reconstruida, regenerada.

"Querida _____" pienso mientras escribo esto.
"Querida _____" pienso mientras se mueve la pluma, lo que generas en mí es lo innombrable, lo inclasificado, lo inexplicable. Si tomas mi mano, enciendes mi pecho, en medio, en dónde se alberga el cariño.

"______ incendia las mejores partes de mi persona" escribí en un cuaderno.

Me gusta tu manera de pensar, me gusta que no conozcas el conformismo, que sabes prender fuego al pensamiento, a los afectos, que te compliques, que te confundas, que sonrías y te quedes sin ojos, que pueda sentir tu energía, que me dejes estar cerca, que abras la puerta, que te arrojas a mí como si fuera tú última oportunidad para hacerlo.

Eres hermosa, y mucho más que hermosa, eres lo que no se nombra, para lo que no hay palabras, a la que le quedan cortos los conceptos, las descripciones.
A veces pienso que ya he sentido todo lo que voy a sentir en la vida, 
y luego me descubro, en días como hoy, 
experimentando y sintiendo 
cosas para las que aún no se inventan nombres, 
sensaciones tan desconocidas.


Los pasos solían no dolerme.
Los pasos solían darme alegrías.
los errores no me avergonzaban.
los tropiezos no me asustaban.
Ahora,
de pronto,

todo sucede.

¿Qué es este miedo y de dónde viene?

¿Por qué ahora?


domingo, 13 de marzo de 2016

He pensado mucho esta semana, me he encontrado en silencio, en calma
a veces con una desesperación tan calma que pareciera paz
a veces una paz tan desesperante que se vuelca a la ansiedad
pero pocas veces
He recapitulado varios eventos en mi vida, he encontrado patrones
me resulta tan lejano estar escribiendo aquí aunque por muchos años ha sido mi día a día.

Comienzo con registrar que en 2016 volví a sentir algo que ya no existía en mi lista
de emociones: culpa.
La corazona se rompe y se repara, pero la culpa es angustia pura por el pasado y el futuro,
me impide ver el ahora.
Culpa.

Toda mi vida mis palabras han desborado sobre mis relaciones, que si empiezan, que si aburren, que si lastiman, que si callan, que si construyen, que si acaban. (Y esta no es la excepción)

¿Qué quiero, entonces?

Me pregunto en un mar de almohadas y cobijas a modo de trinchera emocional.

Creo que quiero cesar.

Quiero ser para mí y sólo para mí, soy pésima manteniendo promesas (ahora lo veo)
pésima también asumiendo responsabilidades, inconstante hasta de pensamiento, vaya ud. a saber qué pasa con la constancia en los sentimientos.
Una cosa sí sé, sé querer, sé querer con toda la cuerpa, con cada dedo, sé entregar mi tiempo, volcar mi dulzura sobre otra, sé priorizar, sé contagiar alegría, sonrisas, sé confiar, con el tiempo aprendo como cada una construye sus alegrías y procuro potenciarlas, aprendí a dar espacio y tiempo, calma y ternura.

Pero no basta porque no sé aislar todo eso, no sé aislarlo sólo para una.
Cuando el cariño explota en mí, explota. Y lo permea todo a su paso, personas, momentos, como si fuera agua y la alegría hierba, crece. No sé aislarlo y cuando lo intento me rompo, me hiero.

Necesito mucha soledad, lo he aprendido, necesito independencia y silencios prolongados.
Con las inseguridades cada vez voy mejor. Y entiendo cosas de mí misma que antes sólo ignoraba, me critico y me cuestiono, y erro, mil veces me equivoco. Para mí suerte, estas equivocaciones no tienen ningún efecto negativo en mi salud mental y emocional.
Nunca antes lo había tenido hasta que sentí esto: culpa.

Pienso que quizás lo que no sé es cuidar los intereses (y entre ellos van los afectos) del otre, no sé como cuidar sus sentimientos y no sé si me toca hacerlo o si es correcto que haga o deje de hacer con tal de cuidarlos. Lo que sí sé es que esta que escribe es otra y como otra, me tocará reconocerla y amarla.