Vamos a recorrer la vida
vamos a tener grandes caminatas, un paseo en bici.
Todo y nada, eso vamos a tener.
Eso pienso mientras sostengo su mano, la acaricio.
Lento, suave, siento su piel, es suave, pequeña su mano.
Muy pequeña, es una niña, tiene casi nueve años.
La quiero, yo, tengo 18 años.
Y luego despierto, no más, dos años adelante.
¿Que hace ella aquí?
Nunca tuve 18 años, eso fue.
¿Lo ven? Uno no puede seguir así. ¿Cómo lo hice? Con la fuerza que me da ser soldado.
Dijo mi abuela una vez. Y le creo.
Ya no quiero, no, sí quiero, siempre he querido.
Siempre he necesitado.
Siempre. Nunca. ¿Es lo mismo? Tantas veces sonará mejor.
Hago el contrato y lo firmo.
¿Cuándo puedo empezar? ¿Este mismo lunes?
Perfecto.
No estoy preparada, por eso es perfecto.
Basta de sabotear (me).
Concluimos.
Hola, esta vez lo haré bien. Con la fuerza que me da...
se lo saben.
Esta vez no pretendo cambiarme, pretendo trabajar en mi.
Es diferente, porque significa que no trato de arreglar el mundo, sólo
trato de sobrevivir dentro de él.
Sobrevivir con momentos que valgan la pena.
Como andar en bicicleta.
Y haciendo que los otros momentos escurran como agua, como cuando veo el número 6 7 8 9.
NUEVE. Era mi favorito y ahora no sé que pensar.
El nueve me hizo dudar.
El nueve es cumpleaños de mi gran amor, el nueve me besó un nuevo amor, el nueve me quitó el corazón y el nueve me lo regresó.
¿Qué hace un nueve ahí? No debería estar ahí.
No es justo, no quiero abandonar nada.
¡AHÍ JSUTO AHÍ! "No quiero abandonar nada"
No quiero arrepentimientos ni dolor ni sufrir. Soy feliz y me gusta serlo.
No quiero dejarla ni quiero nada.
(Vaya, que madura)
Regresemos (perdí la esperanza un momento)
-se levanta y agita la cabeza, fuerte, una y otra vez-
Quiero todo el paquete sin el dolor de recibirlo.
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