A tratar los contratos de amistad.
De pudor, de melancolía.
A intentar leer las letras pequeñas.
Las que te decían que se vale y qué no.
Las que te advertían, que de los contratos nada bueno sale
porque ambas partes quieren ganar.
Que la ambivalencia esta presente en cada firma.
Que renuncias a no perdonar.
Que renuncias a renunciar.
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