miércoles, 19 de octubre de 2011

Me salté el 18.

Me salté el 18 porque las palabras no cabían entre tanto sentimiento.
Despertar con un beso.
Y dormir entre brazos que sostienen una nube de ilusión.
Primero un paro cardíaco.
Primero tuve que decir que sí hace 5 semanas.
Tuve que decir que sí.
Así empecé, desde ahí, a saltarme el 18.
A encontrar nubes debajo de ojeras.
A reflejar el rojo en los labios.
Ya desgastados, ya vivos.

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