No, no quiero las gracias, quiero arreglarlo.
QUIERO ARREGLARLO.
QUIERO ARREGLARLO.
Quiero dejar de sentir que me derrotas.
Quiero no odiarte.
Quiero, sobre todas las cosas, arreglarlo. Sentir que no hay derrota, que aún hay esperanza, aferrarme a lo que he sentido toda la vida, dejarte ir, regresar por ti.
No, no quiero dejarte ir.
Quiero arreglarlo.
Ojalá pudiera llorar yo también, decirlo todo con lágrimas. No tener que hablar para ser entendida.
Exactamente eso.
Quiero que se haga lo que yo quiero. Sí, así de egoísta soy y no, no me da pena.
Me siento orgullosa. QUIERO QUE PINCHE MADRE SE HAGA POR UNA VEZ LO QUE YO PINCHE QUIERO.
Quiero ser Dios, jugar a que puedo; a que puedo salvarte.
Quiero jugar aquel juego, el que dice que el amor lo puede todo.
Quiero jugar, quiero ser niña, quiero ser.
Quiero, quiero, quiero, quiero, quiero.
Quiero ser egoísta y sobreponer mi felicidad a la de los otros.
Sobreponerte.
Sobreponer mi felicidad.
Quiero que sea fácil aunque se torne luego complicado.
Quiero dejar de herirme a voluntad.
Quiero sentir que siento por alguien más, al menos compasión.
Sí, me duele y sí, va a ir creciendo.
Y no quiero, eso no, no quiero.
Quiero que sea más justo.
Y también te quiero reclamar.
¿Por qué -maldita sea- si yo decidí que valías la pena, por qué no podías tu también decidir así por mi?
Yo también valgo la pena.
Yo también.
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