lunes, 20 de junio de 2011

Hola, perdona si las palabras llegan a ser confusas.
Si te soy sincera, estoy temblando.
Pero necesito escribir esto, porque no puedo vivir de metáforas.
Haciendo alusión a ti, encadenandome en párrafos que sólo me atan y no me liberan.
Si bien todo lo que te he escrito antes, y las vez que dibujé tu cara eran intentos de liberarme. Porque te soñé y desperté herida.

Pero entiendo que necesito ser sincera. Y dejar que esta carta vuele a ti.
Y la leas y entonces yo sienta paz.
Y te deje ir (al fin, te deje ir).
Aquí voy...

Hola, estoy bien, desde que te fuiste (no, eso no esta bien) desde que ya no estás las cosas han cambiado mucho. Estoy tardando mucho en escribir esto pero me lo puedo permitir, porque te estoy despidiendo.

Hola, la vida no va mal, te extraño, más allá de lo que pensé que algún día iba a extrañar a alguien. Te extraño. Pero sé que no hay manera en que regreses a mi, a todos.
Quiero creer que te extraño porque te quiero pero también he de aceptar que te extraño porque eras parte de mi, te llevaste algo mio contigo, y extraño ese algo.
Te extraño porque tú me querías y yo lo sabía. Porque ansiabas abrazarme.
Te extraño porque me apoyaste en cuanto pudiste y nunca faltó en mi una sonrisa cuando
estaba en tu presencia.
Te extraño por que me veías y me hacías sentir bien, y sí, me doy cuenta de cuán egoísta sueno pero no me puedo mentir a mi misma.
Me siento mejor.


¿Qué haces? ¿Y, a dónde se fue toda tu energía?
Ya sé que nos extrañas también, a todos.

Este año no ha ido mal, sólo el primer mes, pero ya sabes de qué hablo.
Estudio lo que quiero, lo que me llena y cada día aprendo más. ¿Lo has visto?
Siempre he sido buena consejera pero ahora sé más cosas y puedo ayudar de mejor manera.
Me da miedo olvidar tu rostro. Me da mucho miedo, perdí las últimas fotos que te tomé y me siento increíblemente estúpida por eso.
Yo sé que las fotos no te traen de vuelta, pero, era lo último que tenía.
Era recordarte, en algunos días, por pequeños instantes, eras tú, era yo re teniéndote.
Eras el verdadero tú. Y no el recuerdo que tengo de ti y que distorsiono día con día.

Llevo ya tiempo queriendo terminar esta carta, pero me atoran los sentimientos.

No puedo recuperarte y no puedo hacer justicia.
Siento odio y siento desprecio.
ES INJUSTO, ES INJUSTO, ES INJUSTO Y QUIERO QUE ELLOS TAMBIÉN SUFRAN.
No quiero eso, sólo quiero que sea justo, que regreses.
ES INJUSTO.
No soporto el no poder lidiar con mi mente, que insiste en superarte, en que ya pasó el tiempo adecuado y es hora de seguir adelante. Pero el nudo en la garganta vuelve, vuelve con esta carta.
Recuerdo el miedo y recuerdo la angustia. No recuerdo tu cara, pero sé que sonreías.
Me da tanto miedo olvidar tu cara, porque entonces no me quedará nada.
No tengo fotos.
No me quedará nada, por favor quédate en mi mente y quédate bien adentro.
Por favor quédate aunque sea en sólo una manera.
No platico con nadie de ti, a veces ni conmigo.
Porque me cuesta trabajo oír tu nombre y pensar en los abrazos
que ya no te puedo dar.
Creo que esta es la parte que más años me voy a tardar en superar.
Tocarte. Sentirte. Abrazarte.
Y tu mirada aquella tarde, que fué la última, que me recibiste de brazos abierto y corri a ellos.
Aqui estoy, soy yo.
Soy Monthy, tu muñequita y no te quiero olvidar.
Adiós tío, esta es la despedida, te quiero y no te quiero olvidar, nunca.
Adiós tío, esta es la despedida.
Ya no estás.

Hola, perdón, gracias, adiós.

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