Pero me han quitado mi pasto.
Vivo en este campo, lleno de flores de asfalto.
Vivo entre carreras.
Pero con los pies pegados a la tierra.
Y camino descalza por las calles
para probar el sabor de lo terrenal.
Levanto la mirada, hacia el verde que ilumina.
Sin tomar en cuenta mis adentros, el verde predomina.
Invade.
Y un día llegará hasta mi cama.
Donde dormida lo espero, sin cerrar los ojos.
Porque algún día, todos despertaremos en la ciudad.
Donde aún oigo cantar las aves, donde todo esta vivo,
todo excepto nosotros.
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