lunes, 15 de diciembre de 2014

Me gusta la noche
Me gusta cuando alguien me habla de lo que ama y sus ojos se pierden en instantes que para mi son intangibles e inaccesibles
Me gusta cuando pongo atención a quien mi rodea
y como un seminario, tomo notas, de cuándo y a qué hora registraste esa sonrisa
Me gusta la gente que camina y sonríe
Me gusta los que se quedan en silencio
También me gustan los que gritan mirándote a los ojos
Me gusta quién me motiva a buscar algo, lo que sea, algo más
Me gusta leer junto a otras personas que leen
y encontrarnos en esa burbuja delicada que es un viaje en letras
Me gusta sacar los pies por la ventana los domingos
y que el sol caliente mis dedos
Me gusta cuando me dicen un detalle en el cuál pusieron atención y yo no
y me muestro maravillada por lo vasto del mundo
Por lo vasto del otro, de los muchos otros
Me gusta sentir que quiero ser de tal o cuál manera
e imaginar que pasaría si llegase ese día
Me gusta tomar decisiones que pienso que serán eternas
y encontrarme semanas después cambiando de nuevo mi punto de vista
Me gusta equivocarme
Me gusta reconocer las cosas que han cambiado de mi
Me gusta que ahora siento miedo, porque significa que he experimentado
Me gusta pensar que hay canciones que fueron hechas para mi
y también personas, que nacieron con mis manos tatuadas en su pecho
personas que nacieron para que yo me maravillara de ellas
y que me encontraron para iluminar de noche
Me gusta enamorarme de mis amigos y de mi familia
y regalarles mi devoción y lealtad aún si no es requerida
Me gusta cortarme el cabello sola y pensar que es un acto de revolución interna
y salir victoriosa con cualquier resultado
pues no hay más vencedor que el autoreconocimiento
Me gusta que me guste mi cuerpo, mi cara y mis manos
Me gusta como se mueven mis dedos cuando escribo
y me gusta como me lloran los ojos si me conmuevo
Me gusta reírme de mí misma, con o sin testigos
Me gusta enamorarme de los detalles de una persona
sentir que soy ahora capaz de amar las imperfecciones que se construyen
en uno mismo
Me gusta atesorar algo de los demás: su piel en la luz esa mañana, algún gesto, alguna manera de mirarme o de tocar mi cara, tu reacción cuando te lleno de besos, un orgasmo incluso, un poema leído a un árbol.
Me gusta escribir y sentir esta calma, es de noche y escribo con el alma en reposo.


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