No es fácil reacomodar la vida
Un simple calendario no basta
Porque no es fácil reacomodar la vida
No es fácil rehacer tus horarios, escribir tus intenciones.
Empezar de nuevo.
Acoplarte a esto, al otro, acoplarte a otro.
No es fácil decir: "Ya sé a dónde voy."
y que la vida transcurra tan igual como había estado.
Estoy triste, justo ahora mientras escribo, estoy bastante triste.
Ayer platicando las únicas palabras en mi mente eran "me siento gris"
No azul, menos aún escarlata.
Gris.
Y pensé por un momento, que si el gris es la indeterminación,
estoy entonces en la cima del mundo.
¡Al fin me siento gris! debí haber gritado
¡AL FIN!
Después de tantas certezas y tanto orgullo, de tantas letras y tanto trabajo en uno mismo.
Después de los años en psicología, de abogar por los colores claros.
Al fin, después de tanto tiempo, me siento gris.
Y es magnífico. Porque del gris uno va a donde quiera.
Abrazo el color que está a la mitad de todas las escalas.
Abrazo la falta de luz (pero no en demasía), así el gris.
Sin huir. Sin el negro saturado.
No es fácil decir "Sé a dónde voy, por eso tengo que ser gris ahora"
Menos fácil aún tratar de comunicarlo y pedir paciencia para ello.
Estoy triste en este momento, pero no por mi cambio de tono.
Estoy triste porque sé a dónde voy. Y sé qué debo dejar atrás.
Porque me duele la ausencia que apenas siento y que sé que incrementará.
Me duele que no estés aquí y ahora, pero sé que eso con el tiempo será un definitivo.
No estarás en el aquí ni en el ahora del mañana.
El mañana llegará en meses y quizás años.
Pero después de todo, uno en el gris ve bien los claros y ve bien los negros.
Sé a dónde voy, y quisiera no saberlo.
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