martes, 5 de junio de 2012

Que se acabe la nostalgia.
Que se acabe la tristeza.
Que se acaben los muros.
El caos y el drama me parecen aburridos.
Es lo que menos admiro del mundo.
Que se acabe esta constante hazaña de sobrevivir al mundo.
Que disminuya, que se desvanezca.
Yo no soy de las que adora. Soy de las que vive.
No creo en los ideales, creo en las acciones.
En la calma, en respirar.
Que pare el amor al desasosiego. Quiero momentos donde el aire es lo más denso en mi cuerpo.
Declaro mi guerra contra la adoración a la nostalgia.

Quiero la mentalidad que sabe por y para donde.

Basta de este chantajismo emocional.
Saber medir el tono de voz para encontrar atención.
Me importa, claro que me importa.
No estoy diciendo que me he cansado, no estoy escribiendo que me doy por vencida, mucho menos que abandono.
Estoy escribiendo que me importa.
Estoy escribiendo que me importa.
Que le dedico horas.
Que estoy dispuesta a desvivirme.
Pero no soy yo médico ni enfermera.
No tengo ni la habilidad primordial.


Me duele la garganta.
Dejaré de fumar.

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