Me gusta la noche
Me gusta cuando alguien me habla de lo que ama y sus ojos se pierden en instantes que para mi son intangibles e inaccesibles
Me gusta cuando pongo atención a quien mi rodea
y como un seminario, tomo notas, de cuándo y a qué hora registraste esa sonrisa
Me gusta la gente que camina y sonríe
Me gusta los que se quedan en silencio
También me gustan los que gritan mirándote a los ojos
Me gusta quién me motiva a buscar algo, lo que sea, algo más
Me gusta leer junto a otras personas que leen
y encontrarnos en esa burbuja delicada que es un viaje en letras
Me gusta sacar los pies por la ventana los domingos
y que el sol caliente mis dedos
Me gusta cuando me dicen un detalle en el cuál pusieron atención y yo no
y me muestro maravillada por lo vasto del mundo
Por lo vasto del otro, de los muchos otros
Me gusta sentir que quiero ser de tal o cuál manera
e imaginar que pasaría si llegase ese día
Me gusta tomar decisiones que pienso que serán eternas
y encontrarme semanas después cambiando de nuevo mi punto de vista
Me gusta equivocarme
Me gusta reconocer las cosas que han cambiado de mi
Me gusta que ahora siento miedo, porque significa que he experimentado
Me gusta pensar que hay canciones que fueron hechas para mi
y también personas, que nacieron con mis manos tatuadas en su pecho
personas que nacieron para que yo me maravillara de ellas
y que me encontraron para iluminar de noche
Me gusta enamorarme de mis amigos y de mi familia
y regalarles mi devoción y lealtad aún si no es requerida
Me gusta cortarme el cabello sola y pensar que es un acto de revolución interna
y salir victoriosa con cualquier resultado
pues no hay más vencedor que el autoreconocimiento
Me gusta que me guste mi cuerpo, mi cara y mis manos
Me gusta como se mueven mis dedos cuando escribo
y me gusta como me lloran los ojos si me conmuevo
Me gusta reírme de mí misma, con o sin testigos
Me gusta enamorarme de los detalles de una persona
sentir que soy ahora capaz de amar las imperfecciones que se construyen
en uno mismo
Me gusta atesorar algo de los demás: su piel en la luz esa mañana, algún gesto, alguna manera de mirarme o de tocar mi cara, tu reacción cuando te lleno de besos, un orgasmo incluso, un poema leído a un árbol.
Me gusta escribir y sentir esta calma, es de noche y escribo con el alma en reposo.
lunes, 15 de diciembre de 2014
domingo, 7 de diciembre de 2014
sábado, 6 de diciembre de 2014
Voilà
Recuerdo haber escrito "y nunca más me volveré a sentir avergonzada"
Estoy tan orgullosa... de que ha sido así, no volví a sentir vergüenza ni me disculpé nunca más.
"I believe that lovers should be chained together,
and thrown into a fire with their songs and letters,
and left there to burn, left there to burn in their arrogance."
Estoy tan orgullosa... de que ha sido así, no volví a sentir vergüenza ni me disculpé nunca más.
"I believe that lovers should be chained together,
and thrown into a fire with their songs and letters,
and left there to burn, left there to burn in their arrogance."
Eso lo puse en mayo, del 2011. Me cagaban las historias de amor.
Aún no había cambiado pedagogía por psicología y hablaba sobre niños internos que debemos sanar.
Te escribí una carta ese mismo mayo, en la cuál pensaba que ya era más "fría", pero no era esa la palabra.
En Junio aprendí algo que parece que ayer había olvidado "Yo necesito _________ pero si no me lo quieres dar no te voy a obligar porque no me perteneces." No pertenecemos a nadie, así como nadie nos pertenece, escribí eso a los 19 años, escribí "QUE CADA QUIEN SE HAGA CARGO DE SI MISMO" .
Cuando escribí sobre quién me gustaba a los 19 años puse "Quiero descansos y no quiero batallas." Al menos eso no ha cambiado, sigo evitando las batallas, cité a Víctor Hugo, lo recuerdo bien, fue la primera vez que escuché todo el Wounded Rhymes de Lykke Li. Aún me duele un poco leer mi octubre del 2011, leer tanta ilusión y después tanto sufrimiento por la ilusión que había muerto. Cité a Saramago con harta ironía.
Es muy raro leerme en tiempo pasado, apenas me reconozco, no encuentro una coherencia de crecimiento, encuentro ausencia, desaparición. He escrito por años del amor, porque era una de las claves que me daban felicidad, pero luego el amor expiró. Y yo quedé en blanco. Neutra, sin dolor, sin alegrías inmesas. Me quedé con el cotidiano "Te quiero", engañé y mentí sin remordimiento alguno, caí tan profundo que olvidé que la luz se encuentra sólo excavando.
Pizarnik es mi 2012.
No se me acabó el amor, simplemente no estaba preparada para entregar todo lo que soy a alguien más, ahora que ha pasado el tiempo lo entiendo, yo nunca quise el compromiso, quería sólo el amor, sólo eso y sin construcciones y contratos agregados. Yo no quería firmar, aún hoy no firmaría. Pero nunca pude externarlo, y de ahí se desató una ola inmensa de inestabilidades que me sacudieron de maneras que aún hoy resiento, tenía tanto miedo de que me retiraran el amor que ya "me había ganado" que preferí cerrar los labios y guardar palabras en cada plática. Compartir el camino era el sentimiento magnífico, y yo no quería recorrerlo sola.
Alguna vez en psicología hablamos de las relaciones de pareja, recuerdo que una frase en especial me hizo darme cuenta lo egoísta que he sido hacia mis parejas, por suerte, de nuevo hoy encontré la frase, decía: "Si me quieres te quiero, pero solo mientras estés conmigo. Si no estás conmigo, no te quiero. Eso no es amor." Me siento un poco obligada a responder ahora, logré cambiar algo de mayo del 2012 hasta hoy, 2014?
Yo sólo sé que se me enseñó a ser ave, a procurar el vuelo, con o sin compañeros.
Y quiero pensar que es mi manera de otorgarles libertad, a la vez que los dejo ir, y los saco de mí.
El 9 de agosto del 2012 tuve mi primer ataque de ansiedad.
El 14 de octubre el segundo.
Un año después el tercero.
2013. Lo quería tener todo, Jonas Mekas era mi 2013.
Recorrer las letras de años pasados ayuda mucho, al parecer.
Me siento bien.
Siento, que comprendo, al menos un poco más, porque estoy aquí ahora.
El 2014 llegó quizás demasiada abruptamente, nunca había fumado tanto, por suerte no hubieron ataques de ansiedad en este año, pero hubieron muchas lágrimas, mentí muchas veces por no tener el coraje de decir quien era ni qué quería.
En este año te perdí, jamás hubiera imaginado que el 2014 era nuestro último año.
Te mando un beso a la distancia, por telepatía te digo que extraño a la que conocí.
Falta cada vez menos.
Voy dejando atrás esos escritos, todos esos años, día tras día cambian un poco mis intereses y me convierto en esta otra persona, que ya no conocerás. Escribo más, de nuevo encuentro emocionante la pintura, me llenan de calma los fines de semana en que permanezco sola en mi ventana, despierto a veces con trinares, a veces con alarmas. Te convertirás en esta otra persona, que ya no conoceré.
No hay remordimiento, por este día concluyo con una nostalgia plena.
Te envío mi sonrisa a la distancia, te envío calma, amor y paciencia para todos los años que te quedan por vivir, por los años que no te veré, envío mi cariño a la persona que no conoceré, pero que, estoy segura hará sentir orgullosa a la que conocí.
Tenía 19 años, y vivía bajo el pensamiento de que me haría cargo de mí misma.
A los 23 lo tengo cada día menos claro, pero no lo olvido.
Lo escribo en un post-it, lo pego en mi cabecera, me hago cargo, me deshago de aquellas cosas que no necesito ver, trabajo aquellos sentimientos que potencialmente puedan ahogarme, hago a un lado los días en que mis pies no son sino toneladas inamovibles, lloro mis duelos, recopilo mis momentos de paz y por último, pienso en aquellos a quién amo, agradezco, pienso en ellos. Me enorgullezco de dar el corazón completo, a pesar de los años (que más que pesar, vuelan).
Esta vez estoy lista, no para dejar atrás los años, sino para empezar a cargarlos conmigo.
En este año te perdí, jamás hubiera imaginado que el 2014 era nuestro último año.
Te mando un beso a la distancia, por telepatía te digo que extraño a la que conocí.
Falta cada vez menos.
Voy dejando atrás esos escritos, todos esos años, día tras día cambian un poco mis intereses y me convierto en esta otra persona, que ya no conocerás. Escribo más, de nuevo encuentro emocionante la pintura, me llenan de calma los fines de semana en que permanezco sola en mi ventana, despierto a veces con trinares, a veces con alarmas. Te convertirás en esta otra persona, que ya no conoceré.
No hay remordimiento, por este día concluyo con una nostalgia plena.
Te envío mi sonrisa a la distancia, te envío calma, amor y paciencia para todos los años que te quedan por vivir, por los años que no te veré, envío mi cariño a la persona que no conoceré, pero que, estoy segura hará sentir orgullosa a la que conocí.
Tenía 19 años, y vivía bajo el pensamiento de que me haría cargo de mí misma.
A los 23 lo tengo cada día menos claro, pero no lo olvido.
Lo escribo en un post-it, lo pego en mi cabecera, me hago cargo, me deshago de aquellas cosas que no necesito ver, trabajo aquellos sentimientos que potencialmente puedan ahogarme, hago a un lado los días en que mis pies no son sino toneladas inamovibles, lloro mis duelos, recopilo mis momentos de paz y por último, pienso en aquellos a quién amo, agradezco, pienso en ellos. Me enorgullezco de dar el corazón completo, a pesar de los años (que más que pesar, vuelan).
Esta vez estoy lista, no para dejar atrás los años, sino para empezar a cargarlos conmigo.
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