Resulta que no es tan fácil ser quién es uno.
Sentir como se te da la gana sentir, ir a dónde se te da la gana ir.
Afección.
No siento culpa.
Nivelar la voz, abrir bien los ojos. Dejarte ir.
Respetar mi proceso, respetar el tuyo.
¿Cómo puedes estar con alguien, sea ya un sólo día, sin lastimarlo?
"El dolor es obligatorio, el sufrimiento opcional" eso me enseñó mi hermano, que le enseñaron a él alguna vez en un equipo de básquetbol.
Aquí va la verdad. Nunca seré de una persona porque vivo enamorada del mundo.
Y esto es lo que he aprendido sobre mí misma. Allí radica mi ser, en el mundo, en el todo, nunca en el uno.
Quiero tomar manos, mirar cielos, desnudar cada alma de la que me he enamorado.
Pienso en alguien más, no importa después de cuántos meses siempre pienso en alguien más, pienso en que quiero besar y tomar manos, en que quiero compartir lluvias y destiempos, miradas y momentos.
Quiero aprender de los cuerpos.
Pienso en todas las personas que me han tocado, rozado apenas.
Aún resuenan tus palabras en mi cabeza, recitas esa frase casi condenando.
Nada será suficiente para atarme a un lugar seguro, un sentimiento conocido, una zona resguardada, mi trinchera. Eso eras, mi trinchera, mi escudo contra el mundo.
He salido.
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