De como creí que era suficiente o que me estaba esforzando
... y otras mentiras que me digo a mi misma.
Chale.
Chale, mil veces chale, porque duele un chingo.
martes, 25 de junio de 2013
sábado, 22 de junio de 2013
Cosas que he aprendido en el 2013
La desilusión no es final de las cosas.
No sé hablar correctamente. Y a veces ni hablo.
Cuando el corazón está más negro es también cuando está más pequeño.
Resulta que las personas me siguen asombrando. De buena y mala manera.
Y resulta que sí puedo perder el control de mí misma.
Resulta que también soy drama queen.
Y también me hago daño al por mayor.
También tomo pésimas decisiones y miento sin temor a dios.
Soy un tanto obsesiva-compulsiva.
Y si, si pierdo ese poquito control, bum, cosas explotan.
Pero también resulta que una película puede hacerme calmar.
Me harto, quiero huir.
Me arrepiento y regreso.
Vivo en un limbo porque todas mis decisiones se contradicen.
Y me falta mucho por conocer de mi.
Por otro lado, las partes que sí conozco siguen dentro.
Y sigo apreciando con cada centímetro de mi persona la amabilidad.
No estoy diciendo nada lo que quería, yo quería decir (mucho mejor dicho) que el año ha sido muy difícil, que he llorado como nunca y aventado cosas y maldecido personas, he odiado y querido y odiado de nuevo, he roto cosas dentro de mi y dentro de otros y he sentido con todo mi ser lo que es estar agradecida y lo que es estar arrepentida. He descubierto que la lluvia nunca falla en sanar espíritus pero que respirar ya no me alivia. Me he sentido más desesperada que nunca antes pero al final de todo, he logrado encontrar dos tantos de claridad. Soy capaz de descuidar personas y relaciones y seres, y cada decisión que he tomado en este año ha venido a darme una bofetada en la cara. He querido abandonar todo, me he abandonado a mí misma, pero me he quedado, a fin de cuentas me he quedado, e intentaré hacer de mi estadía algo ________.
Sigo sonriendo por las mañanas y cada día recuerdo un poco más de mis sueños (que pensé había perdido). He querido gritar hasta por la ventana, que no encuentro solución para el estrés tan grande que siento por amar tanto a mi novia y que mis padres sean homofóbicos.
He tenido una vida simple y nada nunca, ni en la escuela ni en emociones ha sido complicado para mi, y así es como me gustan las cosas: simples. Ni más ni menos. Quiero días en los que ría y en los que pase lo que pase no hayan batallas. Quiero días simples, con una rutina simple sobre la cuál pueda insertar algunas sorpresas, porque esa pequeñita persona que soy necesita sentir el orden de la rutina para poder insertar después las sorpresas, si mi vida se vuelve en sorpresas siento que vivo en un caos.
Y perdónenme pero quiero oír aves al despertar y sí, si me afecta si un pájaro no vino a visitarme a mi ventana por toda una semana.
Quiero personas que no tengan un lío tan tremendo dentro de sí mismos como para que no presenten atención al mundo, no quiero personas que se ahogan en sus sentimientos, no quiero desorden ni caos ni violencia ni malos tratos ni caras enojadas. No quiero hablar de las cosas que me lastimaron una y otra y otra vez, aunque me sigan doliendo no quiero hablar de ellas porque nunca en la vida quiero estar ensimismada, no quiero pensar que soy el centro porque no lo soy y a veces me siento, no quiero que la vida se trate de cuanto gano y cuanto saco, de que tanto dormí hoy o de si eché a perder el trabajo que llevaba tres años haciendo, de cuantos cuadros debo pintar o de por qué dejé la pintura, no quiero que se trate de un ocho y del sentimiento de decepción que este me deja. Quiero que se trate de hacer las cosas y esperar nada a cambio.
Sí, en realidad quiero que se trate de nada. Y esa frase parece no caber en este mundo. Yo, y mi frase y mi manera de pensar muchas veces parecen no caber en este mundo. Porque quiero que la vida se trate de coexistir y no de transacciones. No quiero ser amada ni tener que ser amada, no quiero tener que entregar cada cosa que dibujo ni quiero dibujar si no siento las ganas de hacerlo, quiero hacer lo que quiero hacer, y quiero disfrutar cada segundo que tenga un lápiz en mi mano y los colores tan exquisitos de la acuarela.
Quiero dejar de pensar que cada paso que doy repercute en el resto de mi vida.
Fucking hell ¿A quién le gusta pensar eso?
Sé que prácticamente parece que pido una vida en la que no tenga que luchar por nada, pero esa no es mi intención, yo lo que quiero es luchar sonriendo y que la vida se trate antes de sonreír que de luchar.
lunes, 17 de junio de 2013
¿Por qué no me puedo dar por vencida?
¿Por qué no me puedo dar por vencida?
Y darle la espalda a la vida
¿Por qué no puedo?
¿Por qué he sido maldecida con la esperanza?
¿Porque no puedo huir de mi misma?
Arrancar mis cabellos, cortar mi piel, encoger las manos, arrastrar los pies.
Acecha mis pasos, la bondad no me deja.
Me retiene la conciencia, la empatía
la conciencia, las lágrimas.
Me convierto en errante.
Camino y camino sin destino final, vago de persona en persona.
No encuentro razones, no hay.
Entendimiento, comprensión, no encuentro.
Me convierto en fastidio, mi vida es un fastidio.
Mi cuerpo es un fastidio, mi sien es un fastidio, mi piel, mis manos.
Mi poca dedicación, mi estima, mis excusas.
Me convierto en desasosiego y lo propago.
Lloro, incesante.
Día con día me decepciono, lloro, me repugna mi ser
me harto de la misma cara con los mismos ojos rojos.
No respiro, no me tranquilizo, no hay calma.
Todo falta, todo en mí es ausencia.
¿Por qué no puedo dejar de decepcionarme?
¿Por qué no puedo simplemente esperar lo peor de cada persona?
¿Por qué no dejo que todos sean infelices?
Por qué soy yo tan... tan... así, pues, tan desesperada
tan imperfecta, tan llena de palabras llenas de mierda.
Tan llena de palabras llenas de nada.
Y darle la espalda a la vida
¿Por qué no puedo?
¿Por qué he sido maldecida con la esperanza?
¿Porque no puedo huir de mi misma?
Arrancar mis cabellos, cortar mi piel, encoger las manos, arrastrar los pies.
Acecha mis pasos, la bondad no me deja.
Me retiene la conciencia, la empatía
la conciencia, las lágrimas.
Me convierto en errante.
Camino y camino sin destino final, vago de persona en persona.
No encuentro razones, no hay.
Entendimiento, comprensión, no encuentro.
Me convierto en fastidio, mi vida es un fastidio.
Mi cuerpo es un fastidio, mi sien es un fastidio, mi piel, mis manos.
Mi poca dedicación, mi estima, mis excusas.
Me convierto en desasosiego y lo propago.
Lloro, incesante.
Día con día me decepciono, lloro, me repugna mi ser
me harto de la misma cara con los mismos ojos rojos.
No respiro, no me tranquilizo, no hay calma.
Todo falta, todo en mí es ausencia.
¿Por qué no puedo dejar de decepcionarme?
¿Por qué no puedo simplemente esperar lo peor de cada persona?
¿Por qué no dejo que todos sean infelices?
Por qué soy yo tan... tan... así, pues, tan desesperada
tan imperfecta, tan llena de palabras llenas de mierda.
Tan llena de palabras llenas de nada.
domingo, 9 de junio de 2013
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
Recordar la crueldad.
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